212 Aniversario del Grito de Independencia https://t.co/UgA3AX33O8
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) September 16, 2022
Redacción / Agencia. Ciudad de México., 15 de septiembre de 2022.- «¡Muera la corrupción!», gritó el Presidente Andrés Manuel López Obrador y al unísono miles de morenistas le respondieron «¡Muera!».
Aunque el Grito de Independencia de este año estaba dedicado a los migrantes, en sus 23 arengas, el Primer Mandatario no los mencionó.
Después de celebrar a los héroes patrios, la democracia, la igualdad, la justicia, los héroes anónimos, soltó: «¡Muera la corrupción! ¡Muera el clasismo! ¡Muera el racismo!».
Su gente, llevada al Zócalo por morenistas desde diversos estados y la capital, le respondía con un «¡Muera!» y el puño arriba.
En medio de la polémica por la ampliación del período para que el Ejército intervenga en labores de seguridad pública, el Primer Mandatario revivió ¡Viva la paz!, arenga que no había mencionado desde el 2019.
Tras dos Gritos de Independencia en solitario, sin público en el Zócalo capitalino, este año a donde mirara el Presidente estaba su gente.
Todo estaba calculado. Dos horas antes de que el tabasqueño entonara su arenga patria, unos 200 militares y sus familias, se instalaron justo debajo del balcón presidencial, área a la que en festejos anteriores está prohibido paso, pues ahí se instalan las grúas con camarógrafos y fotógrafos del Primer Mandatario.
En ese mismo momento, los militares abrieron al público los espacios vacíos a los costados de Palacio Nacional, también acordonados, en años anteriores, para el tránsito libre de los elementos a cargo de la seguridad del recinto presidencial.
López Obrador tenía en frente, en las primeras filas, a sus paisanos tabasqueños, quienes eran los más animados, pese a la lluvia moderada que cayó durante la tarde.
«Señor Presidente, aquí está tu gente», «Tabasco apoyando al Presidente», «AMLO, amigo, el pueblo está contigo» y «Es un honor, estar con Obrador».
A las 10:55, cuando en las pantallas se observó al tabasqueño caminar hacia el balcón presidencial acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez, miles de morenistas coreaban «Presidente, Presidente» y «No estás solo».
Sonriente de ver nuevamente una plancha de la Constitución repleta, el Mandatario apreció la fiesta de los fuegos pirotécnicos.
Con su mano derecha saludó a lo lejos a los integrantes de los Tigres del Norte, que reiniciaron de inmediato la música, e interpretaron la canción que se ha hecho popular en las mañaneras cuando se habla la migración y la relación con Estados Unidos en esa materia: «Somos más americanos».
«Un saludo especial al Presidente, para usted, con mucho afecto, lo prometido es deuda», le dice el cantante de una de las agrupaciones más emblemáticas de México.
Emocionado escucha dos canciones completas, y en las primera estrofas de la «Puerta Negra», tomó de la mano a su esposa, que en esta ocasión lució un vestido color rosa mexicano, y entró al Salón Embajadores.
La música retumba, y no dejó a los simpatizantes del tabasqueño despedirse de él con gritos, solo le dicen adiós con sus manos.
Las corcholatas
Los tiempos electorales determinaron las posiciones en los balcones.
En el primer balcón, al lado del presidencial, se ubicaron a los invitados internacionales, el ex Presidente de Uruguay, José Mujica, y el de Bolivia, Evo Morales, además de familiares de Julian Assange, arropados por los titulares de las Fuerzas Armadas, a quienes López Obrador les ha dado más peso en su sexenio.
Enseguida, los aspirantes presidenciales, con sus parejas: el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López; la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum; y el Canciller Marcelo Ebrard, en ese orden.
Los dos primeros no paraban de platicar, mientras la esposa de Marcelo, Rosalinda Bueso, bailaba y sonreía con las canciones norteñas, pegada a Ebrard.
Frente a ese balcón, estaban los capitalinos, quienes comenzaron a gritar: «Claudia, Claudia». Sonriente y eufórica levantaba y no paraba de mover las manos y mandarles besos. El Canciller observaba.
Una vez que López Obrador entró al salón, Adán Augusto les informó a sus colegas que era momento de seguirlo.
En los balcones restantes se instalaron los presidentes de la Suprema Corte y de Congreso, así como los miembros del Gabinete y sus familiares. No se observó a los hijos del Presidente.
Las arengas del Presidente:
¡Mexicanas, mexicanos!
¡Viva la Independencia!
¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Viva Ignacio Allende!
¡Viva Leona Vicario!
¡Viva José María Morelos y Pavón!
¡Viva Vicente Guerrero!
¡Vivan los héroes anónimos!
¡Viva la libertad!
¡Viva la igualdad!
¡Viva la justicia!
¡Viva la democracia!
¡Viva nuestra soberanía!
¡Viva la fraternidad universal!
¡Viva la paz!
Mexicanas, mexicanos:
¡Muera la corrupción!
¡Muera el clasismo!
¡Muera el racismo!
¡Vivan los pueblos indígenas!
¡Viva la grandeza cultural de México!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
Destacó la inclusión de «muerte» a los temas de corrupción, clasismo y corrupción.
Fuente: Reforma