Redacción / Ventanaver. Xalapa, Ver., 13 de abril de 2022.- El Arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong envía carta a los sacerdotes, luego de la celebración de la misa Crismal donde han renovado sus promesas sacerdotales y se han consagrado los óleos sagrados.
UN CORAZÓN SACERDOTAL ES UN CORAZÓN SINODAL
Carta con motivo del día del Sacerdote 2022
Estimados hermanos sacerdotes, inicio con una confidencia: entre más los he tratado y en la medida que les voy conociendo, más deseo compartir el tiempo y las experiencias con ustedes.
Gracias por el cariño que le tienen a su Arzobispo, herencia de insignes pastores que nos han precedido en nuestra amada Iglesia de Xalapa, pastores incansables cuyos frutos estamos cosechando nosotros. No podemos ser ingratos ante el testimonio evidente de santidad que ellos nos han heredado, ¡no podemos no ser santos!, ese es un lujo que entre nosotros no debe encontrar cabida.
Estamos viviendo tiempos muy especiales, un mundo convulsionado y contradictorio, un cambio de época que exige y nos empuja a cambios significativos, hay mucho dolor en nuestro pueblo por tantas pérdidas humanas, rostros de tristeza por la enfermedad y la desgracia de la violencia, muchos miedos ante tanta inseguridad social y económica, el trato irresponsable a las personas y a nuestra casa común, una dialéctica de división y polarización que enfatiza las diferencias para provocar odio, recelo y confrontación.
Estas tristes realidades, queridos hijos, lejos de desanimarnos, renuevan en nosotros el gozo de nuestro ministerio pues sabemos que Jesucristo nos amó hasta el extremo, nos eligió inmerecidamente para ser sus ministros de misericordia y multiplicadores de su amor.
¡Somos profundamente amados por Él!, y por eso, en todo eso salimos más que vencedores.
Además la realidad de hoy, muestra la importancia de nuestra vocación y la esencialidad de nuestra misión. Hemos recibido el don de una vocación que nos supera, y lo hemos recibido para el servicio del pueblo de Dios. El pueblo es de Él, nosotros somos servidores del pueblo de Dios, de su Pueblo.
Para que esta profética realidad sea auténtica entre nosotros es necesario que, especialmente en estos tiempos, afiancemos nuestra experiencia de humildes discípulos de Cristo y, en este camino, dejemos que Él nos vaya configurando en su modo de pensar y sentir, según su estilo de vida, para ser sacerdotes que miren y sientan, que sueñen y pastoreen al estilo del único Pastor.
Queridos sacerdotes, hoy es de vital importancia que la primera cercanía sea con Dios. El Papa Francisco, nos dijo en su visita a México: “Dime cómo oras y te diré cómo vives, muéstrame cómo vives y te diré cómo oras”. Lejos de Cristo y de la oración nuestro ministerio es infecundo. Sin una relación afectiva, profunda, madura y adulta con el Señor, nuestro sacerdocio está destinado a la superficialidad y a la esterilidad. Sin esta cercanía, ha dicho también el Papa, sólo seremos obreros cansados, funcionarios conformistas. La primera relación sinodal que estamos llamados a vivir es con Dios, caminando con Jesús dejándonos acompañar por su amistad, sabiendo que nuestros pasos convergen.
Es importante la cercanía con el obispo.
El enemigo por naturaleza divide, fragmenta, mutila, envenena los vínculos, pero el Espíritu da la vida y regenera.
Sepan de los esfuerzos que su Arzobispo y obispo auxiliar realizamos con la ayuda de la gracia y su filial comprensión para ser padres en la Fe y en el ministerio, padres amorosos y exigentes, cercanos y objetivos, dispuestos a caminar juntos, siempre en bien del Pueblo de Dios y no de preferencias individualistas, promotores de la unidad y alentadores de la santidad.
Esa es la tarea que Dios me confió, a través del Papa Francisco desde el 8 de diciembre pasado. Esta cercanía entre nosotros permitirá que nuestra vida sacerdotal sea digna de crédito y gozo.
Somos luz en esta parte de la Iglesia que nos ha sido confiada, no podemos dejar que las tinieblas oscurezcan la luz que ha encendido Dios en nuestro corazón. En este sentido sepan que su Arzobispo reza por ustedes, y por todo lo que realizan en nuestra Iglesia de Xalapa. Siéntanse acompañados por la oración de los obispos Jorge Carlos y José Rafael.
Agradezco infinitamente queridos hijos, que recen por mí; agradezco la compañía orante de todos ustedes. Esta segunda cercanía es una expresión más de la sinodalidad en la Iglesia.
El mundo ofrece la oferta fallida de la autosuficiencia que malogra la misión en común.
Por eso, nuestro Papa Francisco nos llama a una tercera cercanía, la cercanía entre los sacerdotes, ¡tanto tenemos que compartir entre nosotros! Acojamos a los sacerdotes jóvenes, cuidemos de ellos, que nuestro trato sea de hermanos, de amigos, de compañeros de fórmula. Valoremos el ministerio, la experiencia y el cansancio de tantos sacerdotes maduros y mayores que han dejado años de su vida en varios lugares de nuestro territorio diocesano. Que nuestro vínculo sea fraterno, como conviene a una hermandad que brota de un ministerio que nos ha sido concedido, que sepamos que del otro solo podemos esperar el bien y no el juicio amenazante ni la mirada envidiosa. La amistad entre los sacerdotes es el mejor consejo para nuestra vocación, es el antídoto para el drama de la soledad. Es una manera perfecta de actualizar la sinodalidad, es decir, la manera en la que estamos llamados a ser la Iglesia de esta época.
El Papa nos ha mostrado el valor imprescindible de la cercanía con el pueblo.
Estamos en un lugar real, con personas reales, nos movemos junto a ellos, conociendo sus vidas y sintiendo sus dolores, no podemos huir a imaginarios individualistas o de grupo de mera complacencia. La vía de toda pastoral radica en la encarnación en la realidad en que nos encontramos. Jesús mismo para llevar a cabo el plan de la redención se quiso encarnar entre nosotros. Jesús anduvo siempre entre su gente, los conocía, comía con ellos, entraba en sus casas, festejaba con ellos, asistía a sus funerales, confortaba a los enfermos, era cercano a niños y viudas. Era el hombre de Dios en medio del pueblo. Era entrañablemente sinodal.
La Carta a los Hebreos sostiene que Jesús es un sumo sacerdote, el que nos convenía, porque es misericordioso y fiel. Es fiel a Dios y al encargo que había recibido del Padre en el Seno de la Trinidad y misericordioso con su pueblo, con el género humano, con nosotros.
Quiero aprovechar la sentida celebración de este día para renovar en nuestro corazón sacerdotal, la importancia de la Formación Permanente Discipular y configuradora en Cristo Buen Pastor, que estamos llamados a vivir desde el día de nuestra ordenación sacerdotal.
Por esta razón, siguiendo las líneas del Concilio Vaticano II y la nueva “Ratio Fundamentalis el don de la vocación presbiteral” tenemos presente que nuestra formación permanente integral como sacerdotes, es lo más importante en orden a la continuidad de aquella formación primera que fue recibida en el seminario.
Queridos hermanos, este Jueves Santo el más sacerdotal de todos los días, contemplamos a Jesús en lo más característico de su función sacerdotal: amando hasta el extremo, compartiendo la mesa con sus amigos y levantándose de la misma para lavarles los pies. El evangelio de este día termina con un imperativo que es como una consigna para el discernimiento en la vida sacerdotal “les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”.
Abrazados por nuestra Madre María, inspirados por San Rafael Guízar y Valencia y con la bendición de su Arzobispo y el obispo auxiliar para cada uno de ustedes, sus familias y comunidades, mi felicitación y gratitud. ¡Feliz Jueves Santo!
Fiat Voluntas Tua .
Con María, todos discípulos y misioneros de Jesucristo.
Xalapa de la Inmaculada, Ver., 13 de abril de 2022.
† Jorge Carlos Patrón Wong.
Arzobispo de Xalapa