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Revelan antiguos entierros humanos en Izúcar de Matamoros

Redacción / VentanaVer. Xalapa, Ver., 03 de junio de 2025.-Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han revelado un descubrimiento significativo en el municipio de Izúcar de Matamoros, que aporta información crucial sobre los patrones de asentamiento prehispánicos en la región.

Se trata del hallazgo de cinco entierros humanos, presuntamente vinculados a un conjunto habitacional que data del periodo Posclásico Temprano (900-1200 d.C.). Este contexto arqueológico no había sido documentado previamente en la ciudad.

El descubrimiento, registrado el 2 de abril de 2025, es resultado del salvamento arqueológico ejecutado como parte del proyecto integral para la conservación y reconstrucción del parque público (Zócalo) de Izúcar. Esta iniciativa es una colaboración entre el INAH y la Dirección de Obras Públicas del Ayuntamiento.

La relevancia de este hallazgo radica en que, a pesar de exploraciones arqueológicas previas en el municipio, no se habían excavado contextos de esta temporalidad. El presente registro contribuye sustancialmente a la reconstrucción histórica de las comunidades que precedieron a la actual ciudad.

La supervisión arqueológica estuvo a cargo de la investigadora auxiliar Martha Adriana Sáenz Serdio y el arqueólogo Carlos Cedillo Ortega, ambos adscritos a la Sección de Arqueología del Centro INAH Puebla. Las labores de excavación se extendieron hasta finales de mayo, enfocándose en la revisión del área norte de la plaza de armas en búsqueda de evidencias adicionales. La colaboración de los arqueólogos independientes Marisol Yadira Cortés Vilchis e Irvin Daniel Vásquez fue fundamental para el desarrollo de la investigación.

El arqueólogo Carlos Cedillo Ortega afirmó que “la investigación que se desprenderá de este proyecto ofrecerá nuevos datos sobre la región”. Destacó la importancia histórica de Izúcar durante la época prehispánica, atribuida a la fertilidad de sus tierras y a su ubicación estratégica, un patrón recurrente en otras regiones de Mesoamérica. Por su parte, Martha Sáenz agregó que el hallazgo “abrirá el camino para estudiar otro tipo de poblaciones asentadas en el valle de Izúcar”, anteriores al dominio mexica, establecido alrededor del año 1400 d.C. Esto ha generado la hipótesis de que las poblaciones identificadas podrían corresponder a migraciones toltecas y chichimecas.

En el área del quiosco del Zócalo izucarense, se realizaron tres pozos de sondeo, de los cuales se recuperaron las cinco osamentas humanas. Dos de ellas se encontraban completas, mientras que las tres restantes presentaban un avanzado estado de deterioro. Se presume que corresponden a individuos adultos, aunque su género aún no ha sido determinado.

Cuatro de los entierros contenían ofrendas cerámicas, compuestas por un total de diez cajetes, algunos de ellos con soportes. Las vasijas exhibían decoraciones con grabados de grecas y motivos en «S» o en gajos, simulando la forma de una calabaza, con superficies pintadas en tonalidades rojo, café, negro o anaranjado. La arqueóloga Sáenz Serdio detalló que los soportes zoomorfos de uno de los cajetes, los cuales “podrían corresponder a la representación de la cabeza de un ave o una serpiente”, son un elemento cultural heredado de los toltecas, lo que refuerza la datación del hallazgo.

Respecto a la disposición de los restos humanos, estos fueron hallados en fosas, en posición flexionada (fetal), con las ofrendas ubicadas a sus pies, una práctica que podría haber sido común en la región. Los entierros están asociados a una unidad doméstica, evidenciada por la presencia de un fogón o tlecuil que contenía abundante ceniza y restos de carbón, localizado a dos metros de distancia de uno de los enterramientos. Hasta el momento, los indicios sugieren que, probablemente, se trata de un conjunto habitacional, lo que enfatiza la relevancia del territorio que actualmente ocupa Izúcar como asentamiento desde la época precolombina.

Adicionalmente, al norte de la plaza, en las proximidades del monumento a Mariano Matamoros, se localizó un horno de forma semicircular, con dimensiones aproximadas de un metro, lo que sugiere una posible extensión del área de vestigios. Este elemento se encuentra en proceso de análisis para determinar su función específica y su relación con otros componentes arqueológicos.

Finalmente, la arqueóloga Sáenz Serdio subrayó la escasez de excavaciones arqueológicas previas en este sitio. En consecuencia, el estudio de los materiales recuperados, que se encuentra en una fase incipiente, “ayudará a definir el estilo y las características de los bienes patrimoniales, así como el origen de las poblaciones que los produjeron”.

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