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No se puede vivir en paz ante injusticia y miseria humana: Arquidiócesis de Xalapa

  • La construcción de la paz

Redacción / Ventanaver. Xalapa, Ver., 30 de enero de 2022.- El pasado 26 de enero de 2022, los obispos de México, en un documento firmado por Mons. Rogelio Cabrera López y Mons. Ramón Castro Castro, Presidente y Secretario de la CEM, dieron a conocer un mensaje que lleva como título“QUE EL SEÑOR NOS BENDIGA CON LA PAZ”. Es una exhortación que busca alentar el compromiso de la construcción de la paz en nuestro país.

En este mensaje, los prelados retomaron la antigua fórmula bíblica del libro de los Números que se proclama en la liturgia católica, el día primero del año y con la que los sacerdotes bendecían al pueblo de Dios: Que Yahvé te bendiga y te guarde, que ilumine su rostro sobre ti y te sea propicio, que te muestre su rostro y te conceda la paz (Núm 6, 24-26).

En la tradición bíblica, señalaron los obispos, “la bendición es algo más que un buen augurio, es invocación del Dios que realiza en forma eficaz lo que significa”; al bendecirlos, agregaron: “lo invocamos para ponernos bajo su protección, le suplicamos los dones de la prosperidad y de la paz, le pedimos vuelva sobre nosotros su mirada benevolente y nos conceda dar testimonio de su amor; por eso, no nos cansamos de decir: “¡La paz esté con ustedes!”

Junto con la bendición, los obispos, compartieron además una palabra de consuelo para quienes sufren a causa de “las distintas formas de violencia” en México. Los obispos dedicaron también una palabra de aliento “a quienes viven comprometidos con la construcción de la paz y a quienes son responsables del entramado institucional que permite que la paz sea posible para todos”.

Los obispos de México hicieron también un llamado a la conciencia de todos los que causan sufrimiento y muerte, para invitarlos al arrepentimiento y conversión de vida y una exhortación a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que en las distintas etapas y circunstancias de la vida no olviden que el mínimo gesto en favor de una paz digna y duradera es valioso e insustituible”.

Los prelados mexicanos expresaron además su voluntad de unirse “a los esfuerzos de todas y todos los constructores de la paz y su compromiso “a caminar con ellos”. Los obispos de México señalaron también que “lamentablemente hoy en día, persisten gravísimas circunstancias de violencia e inseguridad en diferentes estados y ciudades del País. Por ello debemos ser constructores de paz.

La construcción de la paz es una tarea de todos y para todos que nos pide atención permanente y que debemos realizar en el corto, en el mediano y en el largo plazo. Retomando el mensaje del Papa Francisco, del día primero de enero de este año, se refirieron a las 3 herramientas señaladas por el Papa Francisco para construir una paz duradera: La educación, el trabajo y el diálogo entre generaciones.

Necesitamos educar en la paz “para que todos los niños y jóvenes sepan que un México en paz es posible. Conseguir un empleo digno y bien remunerado es fundamental también para mantener la paz en nuestra patria. El Diálogo entre los jóvenes y los abuelos es la mejor escuela para la paz”.

México, como todas las naciones, tiene que orientar y emprender su camino hacia una vida en paz, con salud y sustentabilidad. Para ello necesitamos participar, aportar y colaborar todos, como personas, comunidades e instituciones responsables.

Para construir la paz es conveniente apoyarse en algunos principios elementales: Donde quiera pueden existir problemas pero hay que abordarlos siempre con un buen sentido de humanidad; las tensiones y los conflictos que a veces se generan entre las personas deben arreglarse con negociaciones razonables y nunca por la imposición. Es legítimo disentir y pensar diferente, querer imponer un sólo pensamiento resulta siempre muy peligroso. Por eso las diferencias deben ponerse sobre la mesa en un clima de diálogo y de libre discusión privilegiando siempre el bien común.

Para gestionar la paz es conveniente respetar la dignidad de toda persona humana y sus derechos fundamentales. No se puede vivir en paz mientras existan condiciones de injusticia y de miseria humana.

Pbro. José Manuel Suazo Reyes

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