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La jugadora de pelota, otra escultura que refuerza la tesis del poder femenino en la Huasteca

Redacción / VentanaVer. Xalapa, Ver., 20 de marzo de 2025.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó que el par de esculturas de la joven gobernante de Amajac no es el primero ni el único con la representación de un personaje femenino hallado en la región de Álamo Temapache, en el norte de Veracruz.

Detalló que por años, una familia resguardó una talla prehispánica que muestra a una mujer ataviada como jugadora de pelota, un ritual mesoamericano del que no se tiene mucho conocimiento para la Huasteca.

La obra escultórica es una de las más atractivas y enigmáticas de la exposición Mujeres huastecas mesoamericanas. Diosas, guerreras y gobernadoras, vigente hasta el 27 de julio de 2025 en el Museo Regional de La Laguna (Murel), en Torreón, Coahuila, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, luego de su exitosa estancia en Chicago, Illinois, Estados Unidos.

La cocuradora de la exhibición, la investigadora María Eugenia Maldonado Vite, comenta que, a raíz de los descubrimientos de las dos esculturas de la Joven de Amajac, otros ciudadanos de esta localidad dieron conocimiento de piezas que habían encontrado con anterioridad en los predios de sus casas o en parcelas.

Esto ha permitido al INAH registrar colecciones arqueológicas en manos de particulares, quienes, además, han mostrado su interés en que estas se incorporen al museo que planea construirse en la cabecera de Álamo Temapache. Así, se ha tenido noticia de monumentos importantes, como dicha talla.

“El juego de pelota fue una práctica cultural presente en la costa del Golfo. Inclusive, en El Tajín, la ciudad más importante de la región en los periodos Clásico Medio y Tardío (300-900 d.C.) y Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), los gobernantes eran representados con atributos de jugadores, como símbolos de autoridad, pero nunca se había encontrado la representación de una mujer como jugadora de pelota.

“Este testimonio y el de otras piezas escultóricas, como yugos, palmas y hachas, junto al registro de canchas de juego de pelota en muchos sitios de la planicie costera, desde el río Cazones hasta la frontera con Tamaulipas, como parte de extensos proyectos de infraestructura, dejan claro que este ritual se practicó en toda la Huasteca”, abunda la arqueóloga.

El personaje, labrado en un bloque de piedra caliza (de 1.43 m de alto por 37 cm de ancho y 15 cm de espesor), porta el tocado tradicional huasteco: un gorro cónico, sobre una base semicircular de hoja de palma; orejeras circulares y collar ancho.

Al igual que otras esculturas femeninas huastecas, el torso se presenta desnudo, mientras los brazos reposan sobre el abdomen al modo de las Teem, divinidades de la madre tierra y la fertilidad. Lleva rodilleras y yugo –cinturón rígido que protegía el cuerpo de los jugadores de pelota del roce constante de las pesadas pelotas de hule–, en cuyo centro sobresale un rostro antropomorfo.

La investigadora del Centro INAH Veracruz describe la iconografía de la altura del faldellín, que es clave para la interpretación del personaje: la jugadora toma con la mano derecha la cabeza-trofeo de un sacrificado, al lado de la cual aparece el glifo 4 Muerte y, por debajo de ella, el glifo de la cabeza de un perro.

En su opinión, el primero podría referir al nombre de la mujer, posiblemente una gobernante; y el segundo, recuerda al personaje de las estelas de Huilocintla, procedentes de una zona cercana a Álamo, también en el norte de Veracruz.

La especialista considera que, al igual que en el área maya, las esculturas huastecas son retratos de gobernantes, tanto de hombres como de mujeres, ya que en la estructura social y política de la región estas podían acceder al mando.

“Gracias al visitador Gómez Nieto, quien recorrió los pueblos de la provincia de Pánuco, entre 1532 y 1533, se sabe que el gobierno de los bichou (unidad política equivalente al altépetl nahua) era hereditario y, a la muerte de cada gobernante, pasaban al hijo mayor, y en caso de no tener descendencia masculina, a un principal.

“No obstante, también informó que, en algunos casos, una mujer podía asumir esa función para continuar la línea dinástica, como debió pasar en Tamazunchale (en la Huasteca potosina), ‘lugar de la mujer gobernante’ (tam uxum tzallem, en lengua teenek). Un ejemplo de tal práctica se plasmó en la escultura de la señora de Tempoal, representada con hombros escarificados, incisiones en la piel que solo eran permitidas a los señores y personajes de alto rango”.

Otra hipótesis que sugiere Maldonado Vite, es que la escultura de la jugadora de pelota fue hecha antes que las estelas de la gobernante de Amajac, entre los periodos Clásico Tardío (600-900 d.C.) y Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), cuando, bajo la influencia de El Tajín, era común la representación de gobernantes con estos atributos.

“El juego de pelota se extendió por toda la Huasteca, sobrevivió como práctica cultural, incluso, al perder El Tajín la hegemonía de la región, lo que originó cambios en la representación de la elite gobernante, que ya no contaría con los símbolos propios del rito sagrado”, concluye.

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