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Regala Milei alfajores al Papa como reconciliación; Francisco prevé visitar Argentina

Redacción / Milenio. México. 12 de febrero del 2024.- El presidente de Argentina, Javier Milei, visitó el lunes a su compatriota el papa Francisco en el Vaticano, con pasteles y regalos, en un intento de reconciliarse con el Sumo Pontífice, al que durante mucho tiempo despreció y ridiculizó.

Milei, un libertario de derecha, había insultado al Santo Padre durante su campaña electoral, llamándole «imbécil que defiende la justicia social». Pero ha cambiado de tono en el cargo, mientras trata de reforzar el apoyo en su país en medio de crecientes desafíos.

En una entrevista el fin de semana, elogió al Papa como «el argentino más importante de la historia». El lunes, trajo alfajores de dulce de leche y una marca de galletas de limón que le gustan al Santo Padre, dijo el portavoz presidencial Manuel Adorni.

Francisco y Milei se reunieron mientras Argentina se enfrenta a su peor crisis económica en décadas, con una inflación de más del 200 por ciento y el recién instalado Milei en dificultades tras el rechazo parlamentario de un importante paquete de reformas.

El fin de semana, Milei subrayó el papel de liderazgo moral de Francisco en un país mayoritariamente católico como Argentina.

El Santo Padre ha dicho anteriormente que no quiere ser explotado por los políticos argentinos. El viernes, dijo que el «individualismo radical» impregna la sociedad como un «virus», en palabras que pueden chocar con los instintos radicales de libre mercado de Milei.

El Sumo Pontífice y Milei intercambiaron cálidas palabras el domingo, al término de una misa de canonización en la Basílica de San Pedro de la primera santa argentina, María Antonia de Paz y Figueroa, una laica consagrada en el siglo XVIII más conocida como «Mama Antula».

Francisco, de 87 años y con dificultades para caminar, fue a saludar a Milei en silla de ruedas. Le sonrió, le tendió la mano y le dijo: «¡Te has cortado el pelo!».

Milei, que todavía lleva el pelo largo, poco convencional para un político, bromeó sobre su limpieza y preguntó si podía abrazar y besar al Papa. Francisco le respondió sonriente: «Sí, hijo, sí».

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