El dólar en la cuerda floja por políticas de Trump

Redacción / Agencia. México. 27 de marzo del 2025.- Cuando los economistas intentan explicar el enorme papel del dólar como la única moneda global, señalan factores estructurales como la participación que tiene Estados Unidos (EU) del Producto Interno Bruto (PIB) mundial o la profundidad y liquidez de los mercados financieros estadounidenses. Este enfoque subyace a la visión optimista de muchos participantes del mercado financiero de que, pase lo que pase, mientras EU siga siendo la principal economía del mundo, el dólar seguirá siendo su refugio seguro.
La segunda administración de Donald Trump nos recuerda que los números sin procesar tienen un límite. Porque, como dirán los historiadores, son las acciones de las personas, no las economías ni los mercados en abstracto, las que explican cómo suben y bajan las divisas internacionales. Fueron las personas las que dieron los pasos cruciales para construir las instituciones que dieron origen al dólar internacional. Y son las personas las que, en última instancia, determinarán si estas mismas instituciones sobreviven o se van.
El individuo con el mayor derecho a reclamar el patrimonio del dólar global probablemente es Paul Warburg, descendiente germano-estadunidense de la familia de banqueros Warburg, radicada en Hamburgo. El joven Warburg trabajó en finanzas internacionales en Hamburgo, París y Londres antes de casarse con un miembro de la dinastía bancaria Kuhn-Loeb en 1895 y emigrar a EU en 1902. Su amplia experiencia internacional le inculcó las ventajas que para Gran Bretaña representaba la posición de Londres como principal fuente de crédito comercial y financiamiento de inversiones para comerciantes y banqueros de varias partes del mundo. Entre estas se encontraba EU, que dependía casi por completo de Londres y de la libra esterlina para el crédito internacional.
Como muchos ciudadanos naturalizados, Warburg era profundamente leal a su nuevo país. Le preocupaba que la dependencia que tenía la economía estadunidense de Londres y de la libra los expusiera a crisis externas sobre las que no tenía control. También comprendía que el atractivo de Londres como centro financiero internacional residía en el respaldo del Banco de Inglaterra, dispuesto a actuar como entidad de crédito de último recurso, garantizando la liquidez y la estabilidad del mercado. A esto le seguía que cualquier aspiración que EU pudiera haber tenido de promover el uso internacional del dólar se vio obstaculizada por la ausencia de un banco central.
El nacimiento de la Fed
A partir de 1906, Warburg se convirtió en un incansable promotor de la creación de esta institución. Argumentó que una de las funciones clave del futuro banco central sería desarrollar un mercado de instrumentos de crédito denominados en dólares para su uso en el financiamiento del comercio internacional. Adoptando el lenguaje europeo, se refirió a estos giros bancarios o letras de cambio como aceptaciones comerciales, anticipando que el banco central las “aceptaría” o compraría como una forma de lubricar el nuevo mercado de crédito comercial.
Warburg escribió columnas en periódicos. Habló en foros públicos, superando la timidez derivada de su inglés con un fuerte acento. En 1910, formó parte del pequeño grupo de expertos que se reunió en la isla Jekyll, frente a la costa de Georgia, para debatir las disposiciones de lo que se convertiría en la Ley de la Reserva Federal. En 1914, se convirtió en miembro fundador de la Junta de la Reserva Federal (Fed). Las regulaciones que redactó permitieron a la Fed comprar aceptaciones comerciales en dólares como una forma de fomentar el mercado. Para la década de 1920, ese mercado había crecido hasta el punto en que el valor de las aceptaciones comerciales en dólares igualaba, y en algunos años superaba, el valor de los créditos comerciales originados en Londres y con denominación en libras esterlinas.
La posición del dólar como rival de la libra esterlina sufrió un revés en la década de 1930, cuando la Fed se retiró del mercado de aceptaciones y EU sufrió una serie de crisis bancarias y financieras que debilitó al país. Estados Unidos emergió de la Segunda Guerra Mundial como la única superpotencia del mundo occidental, creando una oportunidad para el dólar. Pero fue necesaria la intervención de otra persona singular, Harry Dexter White, para consolidar el papel internacional del dólar.
White provenía de orígenes más modestos que Warburg. Sus padres eran inmigrantes lituanos, su padre un vendedor ambulante que luego abrió una ferretería. De personalidad irritable, White desarrolló una carrera académica poco gratificante antes de incorporarse al Departamento del Tesoro de Henry Morgenthau en 1934 y ascender a asistente del secretario, con plena responsabilidad sobre la participación del Tesoro en todos los asuntos económicos y financieros internacionales relacionados con la Segunda Guerra Mundial. Durante la guerra, White redactó el plan que se convirtió, con modificaciones, en el modelo estadunidense para el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Sistema de Bretton Woods, las instituciones que sentaron las bases del orden monetario internacional de la posguerra y el predominio del dólar.
Sin duda, EU tuvo que negociar con otros países presentes en la conferencia monetaria internacional celebrada en Bretton Woods, New Hampshire, en 1944. White tuvo que enfrentarse a su interlocutor británico, John Maynard Keynes. Sin embargo, elementos clave del Plan White se incorporaron directamente al acuerdo de Bretton Woods.
EL DATO
Once por ciento de la participación estadunidense en las exportaciones mundiales
Cayó desde 18 por ciento en la década de 1950
Concretamente, White buscaba que el dólar se convirtiera en la única moneda internacional totalmente convertible del recién creado Sistema de Bretton Woods. Un borrador inicial del acuerdo establecía que los tipos de cambio debían estar vinculados al oro o a las “monedas convertibles en oro”.
Cuando uno de los colegas de Keynes, Dennis Robertson, comentó inocentemente que solo el dólar podía ser libremente convertible en oro después de la guerra, White vio la oportunidad de consolidar el papel del dólar. Él y su equipo se pasaron la noche en vela, reformulando el acuerdo para reemplazar las “monedas convertibles en oro” por “oro…o el dólar estadunidense del peso y ley vigentes el 1 de julio de 1944”. Así, el acuerdo de Bretton Woods identificó al dólar como el eje alrededor del cual giraban los demás elementos del sistema monetario internacional de la posguerra.
El periodo posterior de dominio del dólar no puede atribuirse solo a White y a las instituciones creadas en Bretton Woods. Fue necesario el Plan Marshall para proporcionar a Europa los dólares necesarios para reanudar los pagos internacionales y reintegrar sus economías al orden mundial. Los líderes estadunidenses tuvieron que sortear la renuencia del Congreso a unirse a la Organización Internacional de Comercio (OIC), al acordar el establecimiento del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés).
EU apoyó la integración europea y la creación de la Comunidad Económica Europea (CEE), una postura que tranquilizó a los responsables políticos europeos sobre la sensatez de confiar en la moneda de un socio aliado firme. La OTAN demostró a los europeos que no solo tenían un socio económico, sino también un socio geopolítico en cuyos compromisos –y moneda– podían confiar con seguridad. El sólido crecimiento estadunidense les indicó que Estados Unidos podía cumplir con sus obligaciones.
Así, incluso cuando el Sistema de Bretton Woods de tipos de cambio vinculados al dólar se desmoronó en 1971, la centralidad mundial del billete verde perduró, respaldada por las instituciones construidas por Warburg, White y sus compatriotas: una Reserva Federal independiente, un sistema de comercio mundial abierto, con el que EU y sus socios estaban comprometidos, y una alianza geopolítica sólida como una roca. El dominio continuo del dólar se debió a meras cifras –la enorme participación que tenía EU en el PIB mundial y en las transacciones financieras–, pero también a las relaciones y la reciprocidad.
El dominio del dólar en riesgo
A Donald Trump solo le bastaron unos meses para debilitar, si no destruir, esas relaciones y esa reciprocidad. El presidente estadounidense y los funcionarios que nombró cuestionan los mismos valores y acuerdos en los que se basa casi un siglo de dominio del dólar. Por primera vez en la historia reciente, la supervivencia de las instituciones en las que se basa ese dominio se puso en duda.
Para empezar, el excepcionalismo económico de EU está en duda. El desempeño de la economía estadounidense superó a la de otros países avanzados en los últimos años. Es el hogar de las principales compañías de tecnología del mundo. Está a la vanguardia de la investigación en inteligencia artificial (IA). Tiene una cultura favorable a las startups donde a los emprendedores en serie se les perdonan sus fracasos, y una industria de capital de riesgo bien desarrollada para impulsar nuevas empresas. Es un imán para el talento extranjero.
Fuente:Milenio