¿Quiénes son los diputados plurinominales?
En la opinión de
Gilberto Salazar
En los primeros días de enero, la Presidencia de la República, anunció que en el mes de febrero próximo, se enviará al Congreso de la Unión, una iniciativa de reforma a la Constitución, ¡oooootra vez!, ahora en materia político electoral.
Uno de los temas centrales de esa reforma consiste en la eliminación de los diputados que son electos por el principio de representación proporcional, a quienes se les conoce también como plurinominales, derivado del método que se aplica para la elección.
No es una idea nueva. Desde el sexenio anterior, quien encabezaba el gobierno federal de vez en vez, amagaba con impulsar una reforma para eliminar a los diputados plurinominales, a quienes estigmatizaba como unos auténticos flojonazos; pero, ¿en realidad lo son?
Para poder responder las cuestiones anteriores, es necesario revisar la forma en que se integra la Cámara de Diputados, espero ser lo suficientemente claro.
Conforme al diseño institucional que actualmente establece la Constitución Federal, el Congreso de la Unión se integra por dos Cámaras, una de Diputados compuesta por 500 escaños; y una de Senadores conformada por 128, curules.
De esos 500 escaños que integra la Cámara de Diputados, 300 son electos por el principio de mayoría relativa, es decir, por voto directo de la ciudadanía, lo que significa que cada 3 años, la ciudadanía elige a quien habrá de representarlos en la cámara baja, en cada uno de los 300 distritos electorales uninominales en que se divide el país.
Se les designa uninominales en razón que en cada distrito electoral, se elige a una sola persona, de tal manera cada partido nomina un candidato en cada distrito electoral, que es puesto a consideración de la ciudadanía para ocupar la diputación correspondiente a la demarcación política en la que habita.
El resto de las diputaciones (200) se eligen mediante el sistema de listas de representación proporcional, en una suerte de elección indirecta, en las que a cada partido político con derecho a participar en la asignación de escaños por este principio, se les atribuye un número de escaños en proporción al porcentaje de votación obtenida en la elección de diputados de mayoría relativa.
La designación común de plurinominales, deriva de la forma en que se eligen, y es que en este caso, la ciudadanía no vota por un candidato en particular, sino por una pluralidad de candidatos que son registrados por los partidos políticos en listas de cuarenta candidaturas, una para cada circunscripción plurinominal en que se divide el país.
Las circunscripciones plurinominales no son otra cosa que regiones en las que se divide el país para la elección indirecta de diputados; en total son 5 circunscripciones, y por ejemplo, la tercera, que es la que corresponde al estado de Veracruz, integra además a Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán.Ahora, ¿cómo deciden los partidos políticos a quienes integra en esas listas de candidatos plurinominales?
Pues bien, si tomamos en cuenta que a este tipo de candidatos no se les elige por voto directo, poco importa si se trata de personas carismáticas o reconocidas por el electorado, basta con que los conozcan y cuenten con la mayor estima de quienes integran la alta dirección de los partidos políticos. Pragmatismo puro.
Pero a pesar de esa realidad, existen criterios para definir quienes entran en la lista, y en qué orden, pues por las particularidades de la elección por el principio de representación proporcional, el partido que obtiene el mayor número de votos, tiene la posibilidad de arrastrar a un mayor número de candidatos que resulten electos; por lógica, el partido con menor votación le son asignados un menor número de diputaciones plurinominales.
De tal manera, para los candidatos plurinominales, es vital estar en el primer o primeros lugares de la lista, pues de esa manera, aseguran con un alto grado de probabilidad, que resultarán finalmente electos como diputados.
Entonces, tomando en consideración las premisas anteriores, los partidos políticos suelen negociar estas candidaturas con personajes que cuentan con condiciones materiales o financieras para maximizar su rentabilidad política en cada proceso electoral.
¿Qué significa eso?, Ni más ni menos, que este tipo de candidaturas, en mayor medida que las de mayoría relativa, son reservadas para quienes tienen la posibilidad de inyectar recursos financieros para las campañas electorales; o bien para quienes tienen la posibilidad de movilizar un número importante de electores en favor de su partido.
Por esa razón, históricamente, los partidos políticos suelen establecer una relación eminentemente transaccional con sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, empresariales, y en general con cualquiera que les garantice un importante volumen de votación, o acceso a recursos financieros o materiales que les permitan la consecución de sus fines.
La métrica es sencilla, escaños a cambio de votos; curules a cambio de dinero. La ideología o plataforma política no es más que un elemento formal para obtener registro como partido político, y así, poder jugar en el juego de la democracia.
Ahora, ya que conocemos los criterios que suelen utilizar los partidos políticos para decidir a quiénes encartan en sus listas plurinominales, revisemos lo relativo a la productividad de estos personajes, a quienes se suele señalar como parásitos parlamentarios.
Para ello conviene destacar un dato de la mayor relevancia relativo a la actual legislatura: ¡las personas que ostentan la titularidad de los órganos de gobierno –Mesa Directiva y Junta de Coordinación Política- tanto de la Cámara de Diputados, como de la de Senadores, son ni más ni menos que, diputados y senadores plurinominales!
¿Cómo la ves desde aiii, chato!
Entonces, se podrá señalar a esos diputados de muchas cosas, pero de ninguna manera se les puede acusar de ser flojos o improductivos, todo lo contrario.Así, parece que el argumento sobre la improductividad de los plurinominales resulta falaz; y de hecho, revisando la estadística parlamentaria, es posible verificar que, contrario a esa apreciación, éste tipo de diputados suelen ser más productivos que sus pares que son electos por voto directo, pues por lo general se trata de personas con experiencia en el ámbito parlamentario o en el servicio público y suelen ser quienes presiden las comisiones más importantes en cada legislatura.
Ahora que sabemos quiénes son los plurinominales y cómo suelen obtener su nominación como candidatos, parece difícil que quienes actualmente lo son, respalden una iniciativa de reforma que resultaría suicida para ellos, pues les negaría la posibilidad futura de ser electos por la vía plurinominal.
Habrá que estar atentos al desarrollo del debate nacional, una vez que se materialice la presentación de la anunciada reforma política; sin duda, muchas personas tendrán algo que decir al respecto.
Gilberto Salazar