¿PT crecimiento real o franquicia familiar?

Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
¿Qué importa saber qué es una línea recta, si no se sabe lo que es rectitud? – Lucio Anneo Séneca

El resultado del pasado proceso electoral del 1 de junio en Veracruz ha puesto en el foco sobre el Partido del Trabajo (PT), al que muchos ya perfilan como un nuevo actor con fuerza territorial.
Sin embargo, detrás del aparente crecimiento de esta fuerza política, se esconde una práctica cuestionable: el uso de candidaturas como si se tratara de una franquicia familiar, replicando el viejo vicio del nepotismo, práctica que Morena —a pesar de los costos políticos— se negó rotundamente a validar.
El crecimiento del PT no puede explicarse sin observar la mecánica con la que se integraron muchas de sus candidaturas: esposas, hijos, hermanos, cuñados, compadres y familiares directos de alcaldes en funciones, quienes utilizaron las estructuras municipales para colocar a sus cercanos como “continuadores” de su poder local.
Esta estrategia, más que un fenómeno electoral orgánico, obedece a la apropiación de un partido como plataforma para perpetuar cacicazgos locales.
Morena, al contrario de lo que muchos han querido señalar, no actuó con soberbia. Lo que hubo fue una clara determinación por no permitir la reproducción de esas prácticas antidemocráticas que tanto han dañado a la vida pública.
Si bien hubo decisiones internas debatibles o perfiles cuestionables en sus candidaturas, el rechazo a normalizar el nepotismo fue una decisión de principios, no de arrogancia.
El PT, sabedor de que Morena no avalaría esta dinámica de reparto familiar, optó por no ir en alianza, y construyó sus propias listas en múltiples municipios, donde curiosamente sus candidatos ya detentaban el poder o lo ejercían de forma indirecta. El resultado no es un crecimiento ciudadano, sino la consecuencia del uso de recursos y estructuras municipales al servicio de proyectos personales.
Es importante no dejarse llevar por la narrativa simplista de que el PT representa “la verdadera 4T”. Muchos de los triunfos que obtuvo fueron posibles gracias a cuadros formados y posicionados en Morena que, al no obtener candidaturas en su partido, migraron hacia el PT como opción alterna.
Ahora, varios de ellos ya gestionan su regreso al movimiento guinda, reconociendo que la base social está, invariablemente, con Morena.
Lo que ocurrió en Veracruz no fue una derrota moral, ni una claudicación de principios por parte de Morena. Por el contrario, reafirmó su convicción de no permitir el regreso del viejo régimen disfrazado de aliados tácticos.
Siendo objetivos el PT podrá haber ganado municipios, pero lo hizo al costo de corromper su identidad ideológica. En ese juego, los principios deben pesar más que los votos.
Porque si algo hizo atractivo al movimiento transformador fue aquella oferta de no mentir, no robar y menos traicionar al pueblo de México.
Al tiempo.
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