ColumnaVentana al mundo - Renata Zilli Montero

Make (Central) America Great Again

Ventana al mundo

Renata Zilli

Integrante de la David Rockefeller Fellow de la Comisión Trilateral

Maestra en Economía Internacional por la Universidad Jonhs Hopkins SAIS

Después de casi 30 años de indiferencia, con el regreso de Trump a la Casa Blanca, EEUU volverá a situar al continente americano al centro de sus intereses estratégicos. El nombramiento de figuras clave para dirigir la política exterior y de seguridad como Rubio, Landau, y Waltz, puede interpretarse como una síntesis hegeliana de las dos prioridades geopolíticas de Trump: China y el hemisferio occidental.

En un artículo publicado para la revista Américas Quarterly el verano pasado, Mauricio Claver-Carone sugiere que la prioridad de la administración Trump 2.0 debe ser la modernización del Tratado de Libre Comercio entre EEUU y Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés). Claver-Carone, quien fuera nombrado como el primer presidente estadounidense del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante el primer mandato de Trump, señaló que el CAFTA es el único acuerdo de libre comercio que EEUU mantiene con una dictadura: Nicaragua.  Obviamente, la preocupación de Trump por Managua tiene poco que ver con la violación de los derechos humanos de los nicaragüenses y mucho que ver con las alianzas del tirano Daniel Ortega con otros regímenes autocráticos, particularmente China e Irán.

Durante el proceso de modernización del T-MEC se incorporaron algunas disposiciones en materia laboral inspiradas en el CAFTA. Por ello, es plausible que el T-MEC también pueda servir de modelo en la renegociación del CAFTA, por ejemplo la cláusula geopolítica 32.10. Esta disposición obliga a las partes notificar a sus pares sobre la intención de celebrar un acuerdo comercial con un país sin economía de mercado (léase China). Aunque a inicios de 2024 El Salvador inició negociaciones para firmar un TLC con Beijing, el único país miembro del CAFTA que tiene un TLC vigente con China es Costa Rica, un país clave para EEUU como sede de “Intel”, importante productor de semiconductores.

Ya sea por desprecio o indiferencia (quién sabe qué es peor), por décadas, EEUU abandonó a Centroamérica a su suerte. Pero eso está a punto de cambiar. Washington pecó de ingenuo al obviar, que todos los vacíos de poder se llenan – ya sea por grupos criminales o enemigos geopolíticos. Y Centroamérica, que durante años exigió corresponsabilidad y atención por parte de Washington, está a punto de descubrir que hay que tener cuidado con lo que se desea, pues podría volverse realidad. 

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