La Torquemada de AMLO
Línea Caliente
Por Edgar Hernández*
¡Esta es la triste historia de la inquisidora Elizabeth!
Difícil, sin duda, y muy complicado ser defensor de López Obrador.
Sobre todo, cuando se trata de justificar a un gobierno lleno de mentiras y falsedades; en donde sus acciones no convencen, pero sí atropellan y, en el día a día, son atentatorias a la salud pública, la seguridad pública y la concordia nacional.
Acaso por el ello resulta totalmente desafortunada la defensa de la “experta en contenidos” del gobierno federal, Ana Elizabeth García Vilchis, encargada en “Las Mañaneras” de la sección “Quién es quién en las mentiras de la semana”.
Calificada de “chaira, feminista y amlover”, Ana Elizabeth, quien jamás se atreverá de calificar o denunciar las 56 mil 181 afirmaciones falsas o engañosas expresadas en Las Mañaneras -un promedio de 88 por cada mañanera, según la Consultora Política SPN- pero sí dispuesta a ser la Torquemada de los periodistas que no hablen bien del régimen, sale en defensa del patrón de manera por demás torpe.
Toma el ejemplo de un encabezado del diario Reforma donde se destaca que la CFE subió las tarifas eléctricas de uso doméstico, “pretendiendo hacer un escándalo para exagerar en su nota”; sin embargo, lo que llamó la atención de los usuarios es que no desmintió la información.
Es decir, si hay alza en las tarifas eléctricas, pero no es para tanto.
Dio lugar, asimismo para que en su red social la comunicadora Denise Dresser escribiera que Elizabeth García, a quien llamó “la gerente del Patíbulo”, admitiera que la Comisión de Electricidad sí subió la tarifa a un 20%, sin embargo, pretende que los mexicanos no se escandalicen.
Lo de Elizabeth, como el impresentable gabinete de AMLO, es la resultante, como dice Ignacio Morales Lechuga, de quien en lugar de gobernar siembra de odios colectivos; de quien llama a una consulta popular en donde el 92.7% de la población no sale a votar.
Afortunadamente, para los más, el tiempo se le acaba. Ya solo le quedan tres años de cara a un fracaso total en donde por cierto es lo que menos preocupa al Peje, pero sí continuar con los linchamientos mañaneros en contra de la prensa a la que ha convertido en su bacinica.
Lo de hoy son los juicios públicos sin importar que la gente se siga quejandose que no hay más Seguro Popular, ni guarderías, tan solo la limosna bimensual que le permite tener de rodillas a una parte de la población que lo “adora”.
Que importar el desabasto de medicamentos o la crisis de las gaseras o que los Cárteles se haya apoderado de la república. López Obrador tiene ese respaldo comprado que le permite hacer lo que le viene en gana.
Por eso los abusos de poder y decisiones fuera de toda proporción como el apoyo económico y alimentario al gobierno, que no al pueblo cubano, como en otros ocasiones lo ha sido el regalo de millones de dólares a Honduras, o su postura diplomática de apoyo al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien resultó peor que el dictador Anastacio Somoza.
Ortega Saavedra, a quien conocimos como el héroe de la insurgencia ante el sanguinario régimen somocista, hoy busca la cuarta reelección presidencial y la de su esposa Rosario como vicepresidenta.
Y qué decir de la actitud del presidente de 130 millones de mexicanos de sometimiento ante el “Chapo” Guzmán, perdón, don Joaquín Guzmán, y consecuente caravaneo a la madre de este narcotraficante asesino al igual que sus visitas secretas a Badiraguato, para quejarse que ya no deja dinero sembrar mariguana ante el arribo de sucedáneos químicos adictivos como el Fentanillo.
Y ese emperramiento por desaparecer al INE porque no es comparsa; la invasión de poderes desde Palacio Nacional buscando escondrijos reeleccionistas, y lo del Tribunal Federal Electoral donde entre magistrados se juega al “quítate tu para ponerme yo” que solo revela afanes corruptos.
Hoy, a tres años de distancia, queda claro que al Peje nada le sale bien.
Un Tren Maya plagado por ambiciosos del negocio; el aeropuerto de Santa Lucia que se ha convertido en la decepción nacional por su obra patito y “Dos Bocas” que sigue bajo las aguas por un ligero error de ubicación al pretender edificarlo en un pantano.
Esos son los logros de la 4T, los mismos que naufragan en angustias y necesidades ciudadanas.
La falta de medicinas para el cáncer de los niños, esa terrible sospecha del ocultamiento de vacunas anti Covid-19 en el marco de una incontenible tercera ola y, lo más grave, tener al pueblo dividido, son el saldo de tres años fallidos del llamado gobierno de la esperanza, del cambio.
Y lo que falta.
Del domingo pasado a este día el mañanero de las mañaneras se la ha pasado como la Magdalena, en el llanto y en el retobo.
Reta a los enemigos a que lo tumben en la consulta por la Revocación del Mandato en marzo del año próximo y ¡Cuidado! porque en una de esas y se la hacen buena con todo y que su clientela pagada lo apoya.
La ciudadanía es mansa, pero no mensa.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo