ColumnaLo que yo pienso

Entrismo.

Lo que yo pienso.

Juan Javier Gómez Cazarín.

No me las doy de experto en ciencias políticas. Lo poco que sé de política lo aprendí en las calles, en las comunidades y con la gente. Pero tengo un teléfono que tiene Google y eso a veces me saca de apuros.

Gracias a Google pude buscar una palabra que escuché decir el otro día a alguien, a propósito de la afiliación a Morena -que todavía está en veremos- de personajes impresentables, como los Yunes.

La palabra es “entrismo”. Y viene de “entrar”, es decir, meterse. Es una táctica política.

¿En qué consiste el entrismo? Pues en nada menos que afiliarse a un partido o movimiento -del que se es contrincante y que, en el fondo se odia- para socavarlo desde adentro. Incorporarse a sus filas, ponerse sus chalecos, presumir su credencial, vestirse con sus colores, abrazarse con sus dirigentes, gritar sus porras, sonreír de oreja a oreja mientras se toman fotos, acomodarse dentro de su casa, comer de sus pasteles de cumpleaños y de sus pasteles de poder. Ya la mera hora: clavar el estilete.

De hecho, hace algunos años flotó entre las filas del PRI la idea de que, en algún momento, se había cometido el error -mortal para ellos- de abrir las puertas a tecnócratas como Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Pedro Aspe, Jaime Serra, Guillermo Ortiz y otras finísimas personas (ay, nanita) quienes, poco a poco, como la humedad, se fueron empoderando, a la usanza de las ratas que se suben a un barco hasta que, en el sexenio de Miguel de la Madrid tomaron el puente de mando. Y ya vimos cómo le fue a México.

Peor tantito: gente como el senador Manuel Huerta, traicionando principios, traicionando al pueblo, traicionando a su palabra y traicionando al sentido común, le hacen el caldo gordo a los Yunes, no sé si por ingenuo, no sé si por conveniencia inconfesable, pero ofreciendo al pueblo un espectáculo muy lamentable, muy probablemente en la última etapa de su carrera política.

Lo de Yunes en Morena parece meme de Javi Noble, asesorando a la oposición: “y si afiliamos a Morena a Felipe Calderón, a Marco Cortés, a Lorenzo Córdova, a Alito Moreno, a Peña Nieto, a Norma Piña y a todos sus amigos… ¡pum, se acaba Morena!”.

¿Podrán lograrlo? Yo creo que no y les voy a decir por qué.

La fuerza de Morena viene de abajo, de la gente que ha hecho suyo este movimiento. La gente rechaza, como las defensas de un cuerpo humano, lo que le resulta extraño. Aquí anduvieron Lili Téllez y Germán Martínez, que gracias a Morena llegaron al Senado. Germán Martínez incluso fue director del IMSS y cuando vio que no iba a poder robar, el solito renunció.

Así pasará con los Yunes. Por eso nunca tendrán cabida en el morenismo de Veracruz. No porque los rechace yo, sino porque resultan un virus nocivo que las defensas naturales de Morena -el pueblo- se encargarán de rechazar con su infinita sabiduría. Algo tengo muy claro: no pasarán.

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