El destino nos alcanzó en Veracruz
La vuelta a Veracruz en un teclazo
Yamiri Rodríguez Madrid
En 1973 se estrenó la película de ciencia ficción Cuando el destino nos alcance, protagonizada por Charlton Heston y en la que la sobrepoblación y el efecto invernadero llevan al planeta al borde de su destrucción en el 2022. Quienes acudieron a los cines quedaron momentáneamente impactados. Lo malo es que las décadas pasaron y el destino sí nos está alcanzando.
Esta semana la Universidad Veracruzana (UV) dio a conocer que el glaciar del volcán Pico de Orizaba podría extinguirse en poco tiempo por el cambio climático y el calentamiento global. Los científicos advierten que hay un déficit de precipitación de nieve que regularmente lo alimenta. Sin ese glaciar, hay mucha menos agua para la región y de ahí depende la vida de flora y fauna y la nuestra también.
Basta con que echemos un ojo también al Cofre de Perote para constatar como el destino nos está alcanzando. Cada año tiene menos nieve; tarda más en ponerse blanco y se desnuda con mucha mayor prisa. Quienes tenemos la dicha de poder observarlo cada mañana, presenciamos con tristeza esas escenas, al igual que las constantes humaredas que se levantan a consecuencia de un incendio forestal.
Nuestras lagunas, como la del Farallón, se están secando y, los ríos, están contaminados. Hemos llegado a tal grado que hace unos días la Procuraduría Estatal del Medio Ambiente informó que se han aplicado para el saneamiento de ríos y lagunas veracruzanas recursos por el orden de los 200 millones de pesos.
En la comunidad de Nuevo Progreso, del municipio de Tihuatlán, en la Huasteca veracruzana, habitantes denunciaron contaminación por basureros clandestinos y quema ilegal. Y, como este, todos los días se dan incidentes que atentan contra el entorno, a lo largo y ancho de nuestra geografía. Así, el cuidado ambiental que tenemos es solo discursivo, pero rara vez de hechos. No afinamos el coche, evitamos reducir su uso, no optamos por la bicicleta pese a que, por ejemplo en Xalapa, hay ciclovía. No separamos la basura, no reutilizamos ni reciclamos, no cuidamos el agua. Cada una de estas pequeñas acciones multiplicadas por cada habitantes, han propiciado que el destino nos alcance.
Hoy estamos aun a tiempo de salvar el glaciar del Pico de Orizaba. No nos crucemos de brazo y actuemos, de lo contrario, lo lamentaremos en muy muy poco tiempo.
@YamiriRodriguez