Columna

El Coco

Por Walter Ramírez

El lunes, Yesenia Mollinedo Falconi y Johana García Olvera se convirtieron en la décima y undécima periodistas en ser asesinadas este año en México, atacadas a balazos afuera de una tienda en los límites de Cosoleacaque con Minatitlán, en Veracruz, donde opera con impunidad el Cártel Jalisco Nueva Generación. ¿Por qué las mataron? Difícilmente sabremos, porque 98 por ciento de los crímenes y ataques contra periodistas en México queda impune. Lo que sí sabemos es que, ante los vacíos del Estado y la entrega del territorio a los cárteles de la droga, la primera trinchera entre la legalidad y la ilegalidad son los periodistas. No existe una política de Estado para salvaguardar el trabajo de los periodistas.

Artículo 19 ha identificado que la totalidad de asesinatos de periodistas se concentra en 16 estados, de los cuales 11 son gobernados por Morena. En Veracruz, un clon malogrado del Presidente por cuanto a beligerancia, Cuitláhuac García, encabeza la infame lista.

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