Comparecencias: simulación, opacidad y violencia
Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento.” – Abraham Lincoln.
El artero ataque a la compañera reportera Concepción Sánchez a manos de un agitador profesional llevado ex profeso por el secretario de Seguridad Pública, Cuauhtémoc Zúñiga a su propia comparecencia para fungir como instrumento de contención es la confirmación de que en el Gobierno Cuatrotero de Cuitláhuac García también existieron prácticas imposibles de erradicar.
Al más viejo estilo priista, presentar a porros, o viles delincuentes en una comparecencia de la más alta tribuna del Estado habla del menosprecio del funcionario por la máxima representación popular.
Cuando se ofende así al pueblo de Veracruz ahí representado algo verdaderamente está mal.
Por principio de cuentas Cuauhtémoc Zúñiga deberá de empezar por aclarar qué nexos y vínculos tiene con el presunto agresor y porque apareció en la lista de invitados especiales que él proporcionó al mismo Congreso.
¿Qué buscaba de origen ocultar? ¿Sus presuntos nexos con el crimen organizado?, ¿su evidente falta de capacidad para realizar las funciones para las cuales fue contratado?
Que no se nos olvide que él es el responsable directo de al menos dos muertos en Totalco, en Perote tras aquella manifestación de presuntos productores Poblanos que provocó aquel enfrentamiento que llevó a la desaparición de la mal lograda Fuerza Civil.
Pero la lista de actos en donde sus elementos transgredieron la Ley es mucho más amplia, eso también no hay que perderlo de vista.
En este mismo espacio señalamos que la conclusión del mandato invita a responsabilizar a los funcionarios de sus quehaceres públicos y de sus actos, no se piense que por la aparente simulación y presunta baja en la violencia en la entidad se tuvieron resultados exitosos, porque es de todos conocido que para eso solo basta truquear la información y señalar que un delito fue otra cosa.
Así los casos de feminicidio brutalmente cayeron en el sexenio de Cuitláhuac García, maquillando literalmente las cifras.
Pero retomando el asunto primogénito de este espacio, el llamado a que se le ofrezca una disculpa y todas las garantías a la compañera reportera están en el aire.
Nada de eventos protocolarios, ni disculpas ramplonas, se exige justicia para el gremio y protección del estado para ello.
El estado cuenta con los mecanismos para ello. Solo hace falta lo que careció esta administración, “voluntad política” y un poco de “vergüenza”.
Al tiempo.
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