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Cabeza fría en tiempos de violencia política

Astrolabio Político

Por: Luis Ramírez Baqueiro

“La confianza es madre de las acciones grandiosas.” – Friedrich Schiller.

En medio de un proceso electoral marcado por lamentables episodios de violencia, la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García, ha demostrado que la serenidad, la firmeza y el actuar con cabeza fría son la mejor respuesta ante quienes buscan sembrar el miedo para controlar territorios y alterar la voluntad ciudadana.

Los recientes asesinatos de Germán Anuar Valencia, candidato de Morena a la alcaldía de Coxquihui, y de Yesenia Lara Gutiérrez candidata del partido oficial en Texistepec, son hechos trágicos que enlutan al estado y confirman que ciertos grupos políticos ven en la violencia una herramienta para generar caos y desestabilización.

Sin embargo, hay que recordar que la violencia política no es nueva en Veracruz. Basta remontarse a los asesinatos de actores políticos como Juan Carlos Molina en Medellín de Bravo o Maricela Vallejo en Mixtla de Altamirano, todas víctimas de un contexto de inseguridad que por años fue ignorado o manipulado con fines partidistas.

No es casual que estos ataques se den en regiones históricamente disputadas por intereses oscuros y cacicazgos que se resisten a perder privilegios.

Uno de esos hechos ocurrió en 2021, cuando Gladys Merlín Castro, exdiputada local y exalcaldesa de Cosoleacaque, así como su hija, Carla Enríquez Merlín, fueron asesinadas al interior de su casa en dicho municipio.

En ese momento, Carla Enríquez era aspirante a candidata a la presidencia municipal de Cosoleacaque postulada por el PVEM y Morena.

Las historias de violencia se remontan más atrás en contra de esa misma familia pues en el 2006, Heliodoro Merlín Alor, padre de Gladys Merlín, fue lesionado al interior de un rancho de su propiedad.

Pero a diferencia de pasadas administraciones, la respuesta del actual gobierno estatal no ha sido la evasión, ni el discurso hueco. Rocío Nahle ha reiterado su compromiso con la seguridad y ha instruido operativos coordinados entre fuerzas federales, estatales y municipales para blindar el proceso electoral. Pero más allá del despliegue policiaco, lo que se observa es una apuesta por el fortalecimiento institucional y el respeto a la voluntad popular.

En este contexto adverso, la ciudadanía veracruzana da una lección de madurez cívica. A pesar de los hechos violentos, las y los veracruzanos mantienen su intención de participar en las urnas de manera pacífica, ordenada y civilizada.

Serán miles los ciudadanos que actuarán como funcionarios de casilla, responsables de organizar una elección donde se renovarán alcaldías, así como jueces, magistrados y ministros tanto en el ámbito federal como en el local, en un proceso histórico del que las y los veracruzanos no deberán faltar.

Aunado a ello, el trabajo institucional de los Instituto Nacional Electoral (INE) y del Organismo Público Local Electoral (Ople) han sido garantía de transparencia y responsabilidad democrática, demostrando que los avances alcanzados en la materia han sido positivos, a pesar del menoscabo que algunos han pretendido dar al ejercicio democrático que está en disputa.

Cierto es, que este ejército civil —compuesto por ciudadanos de a pie— es la mejor muestra de que la democracia veracruzana sigue viva. La voluntad colectiva por ejercer el derecho al voto y decidir el rumbo del estado no se ha quebrantado.

La gobernadora Rocío Nahle lo ha entendido bien: el reto no solo es contener la violencia, sino garantizar condiciones de igualdad, legalidad y tranquilidad para todos los actores políticos. Y en ello, ha decidido no titubear. En tiempos difíciles, la cabeza fría y el compromiso con la justicia son la mejor defensa de la democracia, y la mandataria estatal lo está demostrando de forma transparente y de cara a la ciudadanía.

Al tiempo.

astrolabiopoliticomx@gmail.com

“X” antes Twitter: @LuisBaqueiro_mx

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