ColumnaDaniel Badillo

¡Ahued no es Hipólito!

El arte de gobernar 

Daniel Badillo

Sólo quienes no conocen o nunca han tenido oportunidad de tratar a Ricardo Ahued Bardahuil, podrían emitir un juicio negativo en su contra. Y es que quienes lo conocemos desde hace tiempo, podemos dar testimonio de su trato gentil y sensible con los xalapeños. No de ahora sino de siempre. Hombre forjado en el trabajo diario que con esfuerzo superó las carencias de infancia teniendo como ejemplo a su padre, Ahued representa hoy la mejor opción para gobernar Xalapa. Y es que algunos se han dado a la tarea de cuestionarlo por el trabajo realizado por la actual administración que encabeza Hipólito Rodríguez Herrero, como si Ahued fuera el responsable del papel llevado a cabo por el alcalde en funciones. 

Es evidente que la diferencia entre Ahued e Hipólito es abrumadoramente abismal. En el caso del Senador con licencia le respalda una trayectoria política y administrativa honesta, una sensibilidad humana a toda prueba y una capacidad de diálogo con la población que le es reconocida incluso por partidos de oposición como quedó de manifiesto al solicitar licencia al Senado, donde personajes como Xóchitl Gálvez Ruiz, del PAN y Miguel Ángel Mancera, del PRD, por mencionar a algunos, le reconocieron su capacidad como legislador y su valor como persona.  

No es extraño ver a Ahued atendiendo personalmente sus tiendas en el centro de la ciudad, o caminando por las calles de Xalapa, donde la población lo reconoce y se detiene a platicar con él. Algo parecido a lo que ocurre con Américo Zúñiga Martínez, candidato a Diputado Federal. Tampoco es extraño que de su propia bolsa Ahued apoye a cientos y cientos de ciudadanos que se le acercan para solicitarle alguna gestión y siempre obtienen una respuesta favorable. 

No me corresponde evaluar el desempeño de Hipólito Rodríguez. Basta decir que tiene una personalidad adusta y hosca; carente de sensibilidad y emoción social, que se irrita fácilmente con las preguntas de la prensa como quedó de manifiesto cuando le cuestionaron sobre la pérgola que se construía en el parque Juárez, donde, fuera de sí, gritoneó y manoteó a los reporteros; así fue durante todo su gobierno y es seguro que así lo concluya. 

Pero regresando al tema, Ahued no es Hipólito. El senador con licencia siempre ha dicho que vive en Xalapa y aquí seguirá, por lo que los ciudadanos siempre tendrán oportunidad de verlo para reconocerle o para cuestionarle su trabajo, pues goza de arraigo entre la población y, de ganar las elecciones, seguirá siendo el mismo: sencillo en el trato, capaz de escuchar a todos, ajeno a escándalos de corrupción y con los pies bien puestos sobre la tierra, pues no se marea nunca con los cargos que el pueblo le ha encomendado. 

El próximo seis de junio los xalapeños tendrán oportunidad de escoger entre varias opciones, todas ellas respetables. Como ciudadano estoy seguro que la mejor opción para gobernar Xalapa la representa Ricardo Ahued quien, de triunfar el primer domingo de junio, pondrá orden en la administración municipal, eficientará los recursos de los xalapeños, evitará el subejercicio presupuestal y trabajará todos los días desde temprano atendiendo a los ciudadanos, visitando las colonias y resolviendo los grandes problemas que tiene la capital del estado. Se le desea éxito. Por su trayectoria, por su sencillez y por su valor como persona, seguramente lo tendrá. 

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