“Entregué el corazón en la pista y con eso me voy muy satisfecha de lo que hice en la competencia, se buscaba más, pero se disfrutó”, indicó.
La jalisciense confesó que desde que se levantó por la mañana se visualizó medallista, aunque en esa imagen se veía como poseedora del metal áureo.
“Pero el bronce me sabe a oro porque le eché muchísimas ganas”, añadió.
La esgrimista, de 23 años de edad, ahora tendrá dos oportunidades más en el Gimnasio de la Unidad Deportiva de la Universidad Veracruzana, primero en sable individual y luego por equipos con florete.