Con Nahle nuevo aire para el morenismo verdadero
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El registro de Yunes va contra el régimen de partidos, y la democracia misma.
Verdaderos morenistas como Betty Piña en Tuxpan, y Julio César Cordero en Tamiahua, que encabezan encuestas, se fortalecen.
Por Miguel Angel Cristiani
El discurso de la gobernadora de Veracruz para descalificar al Senador Miguel Ángel Yunes Márquez para su afiliación a Morena, reencuentra a Rocío Nahle García con las corrientes morenistas auténticas y descarrila en teoría a los oportunistas, aventureros, arribistas, demás aspirantes a las candidaturas morenistas a las presidencias municipales que no tienen trayectoria en la izquierda o en MORENA y son recomendados de caciques o políticos encumbrados; Morena es para los morenistas, ha resaltado la poderosa gobernadora de Veracruz, que si bien ella no decidirá públicamente la elección de candidatos, su liderazgo moral y político cuenta, y cuenta mucho.
De esta manera, en Tuxpan se fortalece una mujer que apoyan las bases morenistas auténticas y que va arriba en las encuestas, Betty Piña, y en Tamiahua, Julio César Cordero, el único aspirante verdaderamente izquierdista, fundador de Morena en este municipio y que va arriba en las encuestas tamiahuenses.
En todos los municipios de Veracruz los recomendados que quieren llegar impuestos contra la voluntad de los morenistas verdaderos en sus pueblos deben estar muy nerviosos, Rocío Nahle ha sacado a flote su morenismo de cepa, sus argumentos son de mucho peso contra la afiliación de los Yunes a Morena, pero también le cierra el paso a precandidatos de probeta, o que se pusieron recientemente la playera de Morena y le hace justicia en teoría al morenismo verdadero, al que no sale en la foto, pero que todo el tiempo recorren barrios, colonias, comunidades rurales, casas, en plena vinculación social promoviendo su proyecto de nación y estado, ahora municipio, los morenistas de a pie, de territorio, no los que viajan en grandes y lujosas camionetas.
En Tuxpan se da otro factor a favor de que sea Betty Piña, es «tiempo de mujeres”, dice el discurso de Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle, y esa mujer se nota a leguas tiene la preferencia electoral en el proceso interno de Morena.
Otro factor más es que no se puede andar improvisando o tomar como moneda de cambio la candidatura de Tuxpan, porque los grandes planes de desarrollo de Rocío Nahle y Claudia Sheinbaum, requieren de un perfil de nuevo presidente o presidenta municipal, no solo morenista auténtico, que tenga prestigio de honestidad, conocimiento real de la problemática local, visión de las potencialidades de Tuxpan para un verdadero desarrollo sostenible a gran escala.
En Tamiahua solo un precandidato, Julio Cesar Cordero, es verdaderamente izquierdista y morenista y como biólogo conoce la problemática de la laguna de Tamiahua y toda su cuenca y tiene proyecto para su rescate, pero además tiene las manos limpias, lo que sus competidores no pueden decir.
Cuanta razón tiene la gobernadora de Veracruz, la militancia y la trayectoria en Morena debe contar no solo para la afiliación a su partido, para algo más importante, para ser nominado candidato.
En Veracruz, en el pasado, se han vendido candidaturas o estas se han regalado hasta los grupos políticos ligados a la delincuencia organizada, Rocío Nahle líder moral y política de Morena en Veracruz, rompe con el pasado y le hace justicia en su discurso a los verdaderos morenistas, lo que le da un plus más como gobernadora, es leal a los principios y valores de su partido y queda demostrado que en Veracruz manda ella, nadie más, no se confundan.
La elección de candidatos y candidatas en Veracruz mostraría que en Veracruz a diferencia de otros estados y del pasado, el morenismo verdadero, no el de probeta o el oportunista, cuenta mucho. Los teóricos de la ciencia política dirían que en Veracruz se está fortaleciendo la democracia, al fortalecer el régimen de partidos, que en Morena en Veracruz no ocurre lo que en otros partidos políticos de oposición, donde se subastan candidaturas y los verdaderos militantes, los que en cada proceso electoral y todo el tiempo van promoviendo casa por casa su causa partidista, se quedan como el chinito «milando».