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Río Blanco

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Juan Javier Gómez Cazarín*

El presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo este domingo en Río Blanco para conmemorar la huelga obrera que, en 1907, antecedió más de tres años a la Revolución Mexicana. Obreras y obreros textiles, hartos de las inhumanas condiciones de trabajo en las fábricas, se sublevaron contra sus patrones y contra el Gobierno porfirista que solapaba esta injusticia. La respuesta del Poder público fue una violenta represión que incluyó el asesinato de numerosos de los inconformes.

El hartazgo siguió acumulándose tres años más en todo el país, hasta el estallido de la Revolución en 1910. Veracruz, pues, fue pionero de la Tercera Transformación del país, como más de un siglo después, lo sería de la 4T.

La visita presidencial se prestó para comparar aquella época con la actual y el trato diferente que recibe ahora la clase trabajadora. Recordemos que una de las primeras medidas del Presidente fue elevar el Salario Mínimo, que encontró en 88 pesos y que ha ido aumentando cada año hasta los 249 pesos en que se encuentra ahorita. (Más del doble, incluso si le descontamos la Inflación).

Y para que este logro no se pierda, Andrés Manuel anunció que está valorando una reforma legal para garantizar que los aumentos anuales al salario mínimo siempre sean arriba de la Inflación. Un Presidente grande, ¿no? No es difícil que la historia alguna vez lo juzgue como el más grande de todos.

Estando en Río Blanco caí en la cuenta, con nostalgia anticipada, de que esta era una de las últimas visitas de Andrés Manuel López Obrador como Presidente. Su periodo presidencial acaba el 30 de septiembre (dentro de 266 días) y, aunque a eso habríamos de restarle los tres meses de veda electoral (en los que, por lo general, no hay giras), es de suponer que todavía habrá oportunidad de tenerlo en nuestras tierras con la máxima investidura del país.

Viendo al Presidente y escuchándolo hablar, también se reforzó en mí la convicción de que estoy (estamos) viviendo un momento histórico de la Nación y que, por ello, soy un privilegiado. Y más que he tenido la oportunidad de transitar este periodo de cambio profundo, desde el 2018, en una posición desde la que ha podido (y todavía puedo) contribuir en algo a este gran proyecto de Nación.

Por eso, para salir adelante en los Congresos, tenemos que ser eco de las cosas positivas que se han hecho por todos lados, incluído, desde luego, Veracruz.

La Derecha, heredera ideológica de los porfiristas que asesinaban obreros, no podrá borrar el enorme legado de Andrés Manuel para México: las obras emblemáticas (aeropuertos, trenes, refinería), la reducción de la pobreza, los programas sociales, la justicia para la clase trabajadora, la fortaleza de la economía y muchas cosas más. Nada de eso se irá el 30 de septiembre.

*Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado.

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