ColumnaYamiri Rodríguez Madrid

Pueblos y comunidades afrodescendientes, botín político

La vuelta a Veracruz en un teclazo

Yamiri Rodríguez Madrid 

Primero, los habitantes de pueblos y comunidades afrodescendientes fueron invisibles.  No solo no tenían reconocimiento constitucional, sino que sus problemas no eran atendidos; muchos pisoteaban su identidad. Ahora, que ya hay avances, hay algunos que intentan tomarlos como botín político. 

El INEGI ubica a Veracruz como uno de los estados con mayor población afrodescendiente (215.4 mil), solo antecedido por Guerrero (303.9 mil) y Estado de México (296.3 mil) y seguido de Oaxaca (194.5 mil) y Ciudad de México (186.9 mil personas). En estas cinco entidades se concentra el 46.5% de la población total del país que se autoreconoce Afromexicana o Afrodescendiente. 

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), presentó hace unos días una ficha técnica sobre la problemática de discriminación que enfrenta este grupo poblacional, esto a propósito de que se celebró su Día Nacional. En esta se expone que, por ejemplo, los derechos que más se han vulnerado a las personas afrodescendientes son el trato digno (40.8% de los casos) y la igualdad de oportunidades (28.6%), mientras que los ámbitos que han suscitado más quejas son el laboral (32% de los casos), la vecinal (24%) y la prestación de servicios al público (20%). El tono de piel fue causa del acto discriminatorio en la mitad de los casos. 

Pero lo que más llama la atención es que al referirse a las políticas públicas enfocadas a los pueblos y comunidades afrodescendientes, destaca el trabajo hecho en dos estados, que cuentan con instituciones que buscan incluir a las y los afrodescendientes en la toma de decisiones: La Secretaría de Pueblos Indígenas y Afromexicano (SEPIA) en Oaxaca y la Secretaría de Asuntos Indígenas y Afromexicanos (SAICA) en Guerrero, las cuales se encargan –entre otras funciones– de elaborar investigaciones relacionadas con las comunidades afrodescendientes, coordinarse con dependencias, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil para implementar programas o acciones en beneficio de estas comunidades, así como proporcionarles asistencia legal dentro de su estado. 

¿Y Veracruz? Brillamos por nuestra ausencia, lo cual demuestra que es solo discurso, pero nada de acciones hacia los afromexicanos o, lo que es lo mismo, mucho ruido y pocas nueces.   El 31 de julio, en el cierre del periodo ordinario de sesiones, el Congreso Local emitió la declaratoria que los reconoce; una adición al Artículo 5 de la Constitución Política del Estado de Veracruz.  Pero ¿y el resto de los actores qué más están haciendo? 

No se vale usarlos en espectaculares, en medallones de camiones y posteos de redes sociales para fines personales, cuando hay más de 215 mil veracruzanos afrodescendientes que tienen que ser escuchados y atendidos y a los que no se les ha volteado a ver ni en esta administración, ni en otras, para resolver sus necesidades.  Todo lleva siempre raja política. 

@YamiriRodriguez 

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