ColumnaMiguel Ángel Cristiani González

San Juan de Ulúa I parte

Es una fortaleza única en el Golfo de México

No se ha aprovechado toda su riqueza histórica

Su importancia desde tiempos prehispánicos

Por Miguel Ángel Cristiani González

La fortaleza de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz es una construcción única en todo el golfo de México, por muchas razones, a lo largo de la historia ha sido escenario de numerosos acontecimientos, por lo que debería de ser considerado como un monumento nacional, pero lamentablemente se encuentra en el abandono, sin ser aprovechado todo su potencial para atraer al turismo nacional y extranjero.

San Juan de Ulúa desde tiempo prehispánicos, era ya un importante centro ceremonial.

La fortaleza ha sido desde prisión en la época del Porfiriato, hasta sede de los poderes presidenciales. En el gobierno de José López Portillo se llevó a cabo la Reunión Nacional de la República, donde estuvieron todos los gobernadores, diputados y senadores.

Hay infinidad de historias que se relacionan con la fortaleza de San Juan de Ulúa, desde la popular cárcel donde estuvo “Chucho El Roto” o la historia de la “Mulata de Córdoba”, visitar el primer faro que hubo en México, caminar por el llamado puente del “último suspiro”.

Lo cierto es que no se ha sabido o no se ha querido aprovechar todo lo que pudiera explotarse como atractivos para el turismo.

Casi todos los gobiernos en turno, anuncian que se van a hacer inversiones millonarias para “rescatar” a San Juan de Ulúa del abandono, pero al final de cuentas, no se ven por ningún lado.

Ya quisieran en otras partes del país, tener una fortaleza como la de San Juan de Ulúa, que por sus dimensiones y hechos históricos pudieran servir como un poderoso atractivo para los visitantes de entidades vecinas y hasta del extranjero.

Hay que recordar que San Juan de Ulúa originalmente se llamaba Chalchicueyecan o Chalchichuecan. El 8 de abril de 1518 el capitán Juan de Grijalva, comandaba la segunda expedición de adelantamiento enviada desde la isla de Cuba,​ por Diego Velázquez, gobernador de esta isla y que había recibido título de adelantado para esta región.

Situada frente al actual puerto de Veracruz, su origen está ligado a la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz.

Bajo las órdenes del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, el gran mayordomo huasteco Pínotl, el mayordomo de Mictlancuauhtla, de nombre Yaotzin, el mayordomo de Teuciniyocan, de nombre homónimo, y los guías Cuitlapíltoc y Téntitl se acercaron al barco de Grijalva con el pretexto de comerciar para conocer las intenciones de los recién llegados. Después de intercambios comerciales, los españoles prometieron volver.​

El 22 de abril de 1519, Hernán Cortés desembarcó en San Juan de Ulúa y el Domingo de Resurrección tuvo el primer contacto con el calpixque de Cuextlan, llamado Teudile, y con el sacerdote de Yohualichan. Se intercambiaron ahí regalos como símbolo de muestras de paz con el objetivo de conocerse. Los indígenas querían enterarse de las intenciones de los conquistadores españoles, y por su parte Cortés quería saber de la existencia de oro. ​Frente a la isla se ubicaba un pequeño poblado, hacia el año de 1519, el cual se levantó con las tablas de los mismos navíos que habían naufragado o de barcos inutilizados después de recorrer el Atlántico por muchas ocasiones, lo que le valió el nombre de la «Ciudad de Tablas».

La isla sirvió primeramente de abrigo y muelle para los galeones que traían mercancías y viajeros de España a la recién conquistada isla. Desde la fundación de este puerto se supo que la navegación para llegar a él era difícil por los constantes nortes y huracanes. A pesar de esto, se consideró que era el mejor resguardo contra demás peligros naturales y los piratas, precisamente por el sistema de arrecifes que actúa como una barrera protectora.

Hacia 1535 se inició la construcción de la fortaleza, sobre todo con piedra de coral del lugar, con el fin de proteger del fondo a las embarcaciones por el mal tiempo, pero principalmente y junto con el desaparecido sistema de murallas y baluartes de la ciudad de Veracruz, para proteger a este importantísimo puerto de los ataques de piratas, corsarios y filibusteros. Con el paso del tiempo, San Juan de Ulúa se convirtió en la fortaleza más formidable de su tiempo en esta parte del hemisferio.

 Como diría la Nana Goya: esta historia continuará mañana

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