Columna

Desaciertos en la UV

En la Opinión de…

Jorge Manzo Denes
Investigador del IICE-UV / SNI-3

Dirigir una institución de más de ochenta mil almas no es tarea fácil. Y la administración se complica aún más cuando los responsables pierden la visión de la tarea encomendada o la tarea los rebasa. Eso es lo que está ocurriendo en el rumbo que tomaron las autoridades de la Universidad Veracruzana a partir del 1 de septiembre de 2021.

Todo comenzó con el desatino de la Junta de Gobierno en agosto de 2021, cuando después de un largo proceso designó como rector al Dr. Martín Gerardo Aguilar Sánchez, el más desconocido de los candidatos ante la comunidad universitaria, incluso el que recibió muy poco apoyo de su propia entidad académica de adscripción, lo cual ya dice mucho. Además, en una institución de educación superior la trayectoria académica es fundamental, y el Dr. Aguilar Sánchez era superado curricularmente, por lo que la decisión parece que tuvo más tintes personales y políticos. Los personales, por el conflicto de intereses dada su estrecha relación con la presidenta de la Junta de Gobierno, la Dra. Leticia Mora Perdomo; los políticos por su sabida relación con personajes de la política estatal y nacional.

Una vez dada la designación del Dr. Aguilar Sánchez como rector de la UV, el Gobernador de Veracruz planteó que su llegada podría hacer de la UV una de las mejores del país. Dos meses después, el rector llevó y presentó al Gobernador el plan universitario para el retorno a las actividades presenciales en la UV, esto es, primero al titular del Gobierno del Estado, antes que a la comunidad universitaria. Con el respeto que merece el Gobernador, pregunto al rector: ¿así es como se ejerce la autonomía universitaria?

Inmediatamente después de la designación del rector, la Junta de Gobierno designó a titulares de dos de las tres secretarías que tiene la UV. La Dra. Elena Rustrián Portilla fue designada secretaria Académica y la Mtra. Lizbeth Margarita Viveros Cancino fue designada secretaria de Administración y Finanzas.

Sólo para los apuntes, la Dra. Rustrián Portilla fue secretaria de la Junta de Gobierno.

La tercera Secretaría de la UV, la de Desarrollo Institucional, ha sido un caso especial, pues, en septiembre de 2021 el Dr. Aguilar Sánchez designó como titular de ésta a la Mtra. Rebeca Hernández Arámburo, quien no permaneció mucho en el cargo, ya que en febrero de 2022 fue reemplazada por la actual titular, la Dra. Jaqueline del Carmen Jongitud Zamora, que, regresando a los apuntes, también fue presidenta de la Junta de Gobierno.

Es sólo de atar cabos, en este momento hay una presidenta en turno, una ex presidenta y una ex secretaria de la Junta de Gobierno con mucha influencia en el proceso de designación rectoral, que es de esperarse porque es el papel que le corresponde a la Junta de Gobierno; sin embargo, resulta inadmisible que poco tiempo después pasen a ocupar cargos fundamentales para la conducción de la Universidad, el mensaje que envían es que tienen todo el poder. La comunidad universitaria está obligada a quitar este poder que la agrupación de notables ha adquirido, ya que atenta contra la autonomía universitaria que tanto ha costado.

Los nombramientos posteriores siguen un rumbo similar, el asesor del rector, el director de investigaciones y el director de posgrado, por mencionar a algunos, son desde tiempo atrás amigos cercanos del rector. Las posiciones pasaron ahora de ser académicas a ser de los cuates. Tanto que, en menos de un año, todos parecen haber quedado rebasados en sus tareas, bien porque ya alcanzaron su nivel de incompetencia, como lo propone el Principio de Peter, o bien porque la Universidad les importa muy poco, es el poder por el poder. Y más cuando en los corredores universitarios es un secreto a voces que algunos de estos personajes están trabajando no para hacer de la Universidad Veracruzana una de las mejores del país, como lo dijo el Gobernador, sino para perpetuarse en el poder después de que se vaya el Dr. Aguilar Sánchez. Impulsar la calidad de la UV está, al parecer, en un muy relegado plano.

Los desaciertos en la Universidad Veracruzana siguen a la orden del día. Retoman de cero el esfuerzo que ya se había hecho para actualizar la Ley Orgánica, están invitando por diversos medios a que la comunidad participe, lo que lleva a pensar que no hay muchas contribuciones, considero que es porque el trabajo ya se había hecho con anterioridad.

Por otro lado, desaparecen un centro de investigación porque tiene conflictos, pero en todas las entidades universitarias hay conflictos y la última palabra en una decisión como tal es del Consejo Universitario, no del rector quien, además, equivocadamente remata diciendo que es un conflicto de la administración anterior, pues, ¿no sabía el Dr. Aguilar Sánchez que estaba recibiendo la administración de una Universidad con larga historia?

No hay manera de entablar diálogo alguno. Las autoridades parecen encerradas en su caja de cristal inalcanzable, no interaccionan con la comunidad, no responden a sus escritos, parecen ilusorios. Lo anterior me lleva a creer que solamente están a la espera de que la Junta de Gobierno les instruya qué hacer. Y aún no llevan ni un año. Por ello, por este medio hago un llamado a los directores de entidades, a los consejeros maestros y a los consejeros alumnos, para que abran un debate digno de la Universidad Veracruzana en el próximo Consejo Universitario General, que las decisiones sean por este órgano, que es la máxima autoridad de la UV.

¡Trabajemos por un futuro con más academia y menos improvisaciones!

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