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Tamaulipas, en el top ten nacional en extorsión a mujeres

Redacción / Milenio. México. 5 de abril del 2022.- En Tamaulipas las mujeres sufren más extorsión que los hombres, pues de veinte casos que fueron denunciados en el primer bimestre del año, 14 tuvieron como víctima a una fémina.

El número de carpetas de investigación que la Fiscalía de Justicia abrió por ese delito, colocaron al estado como el octavo con mayor registro a nivel nacional, de acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp).

El informe expone que en enero de este año se interpusieron diez denuncias por extorsión y en febrero una cifra similar, pero solo en seis los afectados fueron personas del género masculino.

Top ten
Estado de México es quien tuvo más mujeres presuntas víctimas de extorsión, con un total de 143, seguido por Veracruz 52, Jalisco 37, Guanajuato y Zacatecas 35, Nuevo León 29, Querétaro 20, Hidalgo 16, Tamaulipas 14, Guerrero 13 y Ciudad de México 11, entre los primeros diez lugares.

La tasa que presentó la entidad fue de 0.75 víctimas por cada cien mil mujeres, cifra similar a la nacional, según el reporte que el Sesnsp realiza con enfoque de género.

Cabe mencionar que durante 2021, se hicieron 96 denuncias penales por extorsión en el estado, de las que 56 fueron promovidas por féminas. Tamaulipas ocupó entonces el sitio doce en la tabla nacional.

La extorsión es un delito, en el que a través de la violencia o la intimidación, se obliga a la víctima a realizar u omitir acciones, con fines de lucro para el delincuente.

Existen dos tipos de extorsión, la directa y la indirecta. En el primer caso, el delincuente se presenta físicamente en el establecimiento o domicilio particular para amenazar al propietario o personal que ahí labora. Es común que se identifique como integrante de una organización delictiva, quien advierte que a cambio de no hacer daño, se debe hacer un pago.

La extorsión indirecta, a través de llamadas telefónicas, es la modalidad más común. Surgió a finales del año 2000, cuando se amplió el acceso a la telefonía celular.

Mediante llamadas o mensajes de texto, la delincuencia contacta a sus víctimas y les plantea situaciones de riesgo o peligro para la persona o su familia.

En la mayoría de los casos, los delincuentes exigen al azar a sus víctimas, utilizando directorios telefónicos y datos personales obtenidos a través de distintas vías, como las redes sociales de las propias víctimas. Utilizando la violencia psicológica o la buena fe de las víctimas, les solicitan hacer un depósito de dinero en tiendas departamentales, comercios o transferencias bancarias.

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