Redacción / Agencia. Ciudad de México., 20 de enero de 2022.- Cuauhtémoc Cárdenas señala: para combatir a la delincuencia se necesita Estado, no Ejército.
«Desplazar al crimen organizado sustituyéndolo por presencia del Estado y de la sociedad, escuelas, hospitales, proyectos productivos en vez de delincuentes», afirma.
Lo más grave hoy, en opinión del dirigente, es la inseguridad.
«La presencia de la delincuencia en muchas regiones del País, la extorsión de productores que deberían estar dedicados a su actividad economía y deben estar dando contribuciones a la delincuencia», dice Cárdenas.
Propone en cambio, para los militares, libertad política total.
¿Este es el país que ustedes anhelaban?
Está plasmado como ideal, como objetivo. Desde luego, faltan muchos objetivos, muchas metas por alcanzar, tanto de la corriente más amplia que podíamos enmarcar en la Revolución Mexicana como de los planteamientos que se hicieron como Corriente Democrática o en las distintas plataformas en las que a mí me tocó participar. Pero lograr la igualdad, que haya un salario digno para todos los trabajadores, que haya una seguridad social más amplia, son objetivos que se vienen planteando desde hace tiempo, y que vamos a seguir planteando mientras no se alcancen o no sean realidades palpables.
¿No ve hoy esas metas cumplidas o atisbos de esos propósitos del 88? Mucha gente que lo acompañó ahora está en el Gobierno.
Veo que ha habido avances. Sin duda alguna, tenemos una democracia electoral mejor de la que teníamos antes de 1997, por más que hace falta mejorar esa democracia, lograr que no haya intromisión de funcionarios en los procesos electorales, intromisiones indebidas, que no haya dinero sucio. Hay que reconocer que tenemos mejor democracia electoral. Pero si vamos a aspectos sociales tenemos un ingreso muy inequitativo, tenemos presiones del exterior que nos imponen una determinada orientación de la economía, todo esto tenemos que lograr que cambie y hay que insistir en ello cuantas veces sea posible.
El innombrable
Cuauhtémoc Cárdenas acostumbra caminar por el borde. Elude, pero cuando le interesa definir lo hace con puntualidad. Le ha caracterizado la seriedad y el anticarisma. Habla cuando quiere. Suele destacarse también por lo que no dice. Es una evidencia de su definición. Su libro «Por una democracia progresista» no menciona en ninguna línea a Andrés Manuel López Obrador. Ni sus tres campañas electorales –que sucedieron a las tres que el ingeniero michoacano encabezó– ni su Presidencia. En todo caso, refiere de manera genérica al «gobierno». Es la sutil manera de tomar distancia.
En su libro no hace una división de las 4 transformaciones, como se dice hoy en el Gobierno
En este caso yo veo continuidad. Hay desde luego tropiezos, donde estarían las discontinuidades, pero hay continuidad. Hay objetivos claros, concretos, de tener un país igualitario, una economía que crece, que distribuye con equidad, de que estamos luchando por un mundo sin guerras, y también equitativo. Que tenemos que lograr que en el país se erradique la delincuencia.
Todos estos son objetivos que, si nos vamos para atrás, tenían similitudes con los objetivos de otros momentos, pero ahora hay necesidad de poner más énfasis en una cosa que en otra. Entender que la economía de hoy, una economía globalizada, no es la misma que hace 50 años. Todo esto es lo que tenemos que considerar en función de hacia dónde tenemos que empujar el desarrollo del país.
Evoca una democracia participativa y deliberativa. ¿La revocación de mandato presidencial que hoy se discute sería parte de esta democracia participativa?
Si es un punto que debe considerarse, las revocaciones de mandato, dentro de nuestras reformas en las leyes, sin duda. Esto no quiere decir que yo considere esta consulta, prevista para marzo, como necesaria, porque nadie está pidiendo que se vaya el Presidente de la República.
La sucesión
El Gobierno del General Lázaro Cárdenas merece un capítulo amplio. Destaca la educación socialista, enfatiza en el plan sexenal, y habla de la continuidad y las rupturas.
No aborda el polémico tema de la inclinación de Lázaro Cárdenas por el General Manuel Ávila Camacho como su sucesor.
El Presidente López Obrador en su libro «El poder en el trópico» apunta que el General Cárdenas optó por Ávila Camacho ante el riesgo de una intervención extranjera. Él escribió: «Siempre quedará en duda si no habría sido mejor que el General Cárdenas se inclinará por Múgica porque él sí garantizaba el cumplimiento cabal de las demandas del pueblo, no se habría arraigado la corrupción».
A su vez, en otro libro titulado «Cárdenas por Cárdenas», el hijo del General plasmó que fue por la situación internacional que privaba entonces, preocupados por la expropiación petrolera, y porque el sector revolucionario consciente, intelectual, tomó otro camino distinto al de Múgica.
Hoy se discute si la sucesión presidencial debe optar por un radical o por un moderado. ¿Ve similitudes entre aquella sucesión de su padre con la actual? ¿Este dilema de radicales contra moderados?
Yo no lo veo. La sucesión presidencial que tendremos en 2024 se va a resolver democráticamente; quiero ser optimista que se va a resolver democráticamente. Que no habrá conflictos, que habrá un proceso tranquilo, respetado en cuanto al voto de los ciudadanos, pero no sabemos en este momento quiénes lleguen a la carrera presidencial y por qué partidos. Sería muy aventurado pronosticar quiénes van a participar o a llegar.
El General Cárdenas escribió sobre cómo dejó que Múgica, quien era muy popular, y Ávila Camacho hicieran proselitismo interno de manera libre. ¿A usted le pareció sano hacerlo?
Me pareció sano entonces y me parecería sano en el presente y en el futuro. Me parecería muy importante que los diputados, gobernadores, senadores, las direcciones de organizaciones políticas o sociales tomaran partido en el momento oportuno. Desde luego, en este momento sería demasiado anticipado. Pero a nadie le estorba que se diga ‘Yo prefiero ir con éste o iré con éste’, a nadie le hace daño que eso se diga.
¿El dilema de radical o moderado es una cuestión que está sobre la mesa?
Lo que quisiera conocer son las propuestas. Qué tipo de economía plantean. Qué tipo de política económica, ¿se van a lanzar a llevar a cabo una profunda reforma fiscal? ¿Qué tipo de sociedad se trata de ir conformando? Lo que tenemos que pedirle a quienes quieran ser candidatos –a los partidos políticos u organizaciones que pretendan participar– es qué propuestas tienen respecto a cómo combatir la delincuencia, cómo erradicar la pobreza, cómo erradicar la desigualdad social, que es enorme y creciente en el país. Cuáles son las propuestas que nos tienen, para saber por quién nos va a convenir votar.
Voto verde
Usted es tajante en que no debe ser función del Ejército, la Armada ni de la Guardia Nacional (de la que usted dice «dizque civil») el combate a la delincuencia. Pero el Ejército, además de esta tarea, está adquiriendo preponderancia como constructor de obras, administrador de aduanas, distribuye medicinas, vacunas, y pareciera que es el principal factor de eficiencia institucional de este Gobierno.
La seguridad, el combate a la delincuencia es una función de la autoridad civil, y el cuerpo que combata este tipo de delincuencia debiera ser comandado por civiles, ubicado en el ámbito civil del Gobierno, del Estado. Otras funciones tan las pueden cumplir militares como las pueden cumplir civiles. Estamos acostumbrados a que las cumplan civiles, y los aciertos o los errores que pudieran tener el Ejército o las Fuerzas Armadas van a ser equivalentes a los que pueda tener un civil en las mismas funciones. No veo por qué vaya a haber más aciertos en un militar o menos aciertos en un civil. Eso va a depender mucho de las personas, habrá que ver la experiencia; no podemos adelantar juicios.
Cuauhtémoc Cárdenas propone en su libro que en el Ejército debe haber libertad política. Los militares, escribe, no son apolíticos. Explica: «Fuera de las tareas de servicio que son específicas en las Fuerzas Armadas, el militar debiera tener de oportunidad de participar en organizaciones políticas, entrar en los debates, convivir cercanamente con el resto de la sociedad. Sería muy sano en la convivencia constructiva y en una sociedad mejor integrada».
¿Propaganda política en los cuarteles?
Dentro de los cuarteles, no. Pero propaganda política en las viviendas de los militares, como se hace la propagada en las casas de los civiles, que no pudiera interferir con los servicios de las Fuerzas Armadas. Pero es muy importante que las Fuerzas Armadas conozcan las propuestas y, en su momento, procedan con un voto informado.
¿Libertad política para los militares?
Total, total.
Cuando el Ejército toma un rol tan preponderante como el que estamos viendo, puede ser un factor de facción, de partido o presidencial.
No se trata que actúe como un cuerpo monolítico. Se trata que conozca las distintas oportunidades. Hemos visto que personal militar retirado, personal en condición de retiro, que está con un partido político o con otro partido. Y esto es sano. Pero esto debiera permitírseles antes de entrar a condición de retiro.
También es severo y puntual en el juicio de la política gubernamental contra el Covid.
¿Es posible reparar este daño social y económico tan grave que ha tenido el País?
Sí. Es cosa de empezar a tratar de reparar esa desatención o injusticia, si así la queremos ver, y sería muy útil. Primero son presupuestos y luego un plan bien concebido, bien discutido, con distintos sectores que puedan aportar conocimientos de carácter médico-científico, como conocimiento de la organización de este tipo de campañas. Ver qué se ha hecho en otros países. Hay países con poblaciones equivalentes a la nuestra, en orden de cien millones de habitantes, que no han tenido los fallecimientos que hemos tenido aquí. Y esto se ha debido a su sistema de salud y a la disciplina de la gente, que ha estado informada.
La disciplina de la gente se corresponde con la información, con el ejemplo de las autoridades.
Así es, sin duda alguna.
Por ejemplo, Vietnam.
Ahí no se impuso el Ejército para que la gente disciplinadamente se cuidara y prácticamente no hubiera muertes.
¿La conquista de la democracia progresista que propone sería continuación de este Gobierno de la 4T o ve necesario cambiar este Gobierno?
Es necesario que se pongan en práctica una serie de programas, acciones, un plan que pudiera erradicar la delincuencia, ir desplazando al crimen organizado, y sustituyéndolo por presencia del Estado y de la sociedad. Tener en los territorios que hoy ocupan los delincuentes, escuelas, hospitales, proyectos productivos. Y si vemos otros aspectos, necesitamos que la educación, todo lo que es la educación obligatoria, sea universal y con una calidad superior, no con la calidad inferior como la que tenemos en muchos centros educativos. Estos tendrían que ser los programas prioritarios de un gobierno socialmente responsable.
¿Por qué está usted fuera de la influencia del Gobierno?
No estoy fuera. Opino cuando creo que tengo que opinar.
¿Lo escuchan?
Unos sí y otros no.
¿El Presidente no lo escucha?
No sé quién me escuche, no sé a quién le guste o disguste lo que yo digo
Pero usted sabe que pesa, cuenta, y mucho más cuando están en el Gobierno quienes han sido sus compañeros de una lucha de décadas.
Tengo muchos amigos dentro del gobierno, y nos vemos, no con la frecuencia que yo quisiera, y menos en estos tiempos de pandemia, pero nos vemos, platicamos, cambiamos impresiones.
¿Tiene decepción por lo que está pasando en esta Administración? ¿Tiene satisfacción?
Siempre he pensado que a veces los objetivos que uno se propone o las luchas en las que uno participa toman más tiempo, y esto lo deja ver la historia. Toma más tiempo de lo que quisiéramos y hay que seguir empujando.
¿Cuál es su esperanza?
Qué lleguemos a una sociedad igualitaria. Que tengamos una economía que crezca, que reparta con equidad. Un País que no esté sujeto a las presiones del exterior y una convivencia internacional equitativa.
¿Qué es lo que más le desagrada de lo que está pasando en el País?
La inseguridad, la presencia de la delincuencia en muchas regiones del País; la extorsión de productores que deberían estar dedicados a su actividad económica y que están dando contribuciones a la delincuencia.
¿Usted hubiera sido un mejor Presidente?
Cárdenas sonríe y rompe su gesto adusto.
«No lo sé; el hubiera no existe».
Fuente: Reforma