La Universidad de San Luis y la Academia Mundial de Educación
La vuelta en Veracruz en un teclazo
Yamiri Rodríguez Madrid
En el sexenio de Miguel Alemán se puso de moda la Universidad de San Luis pues de pronto, una tanda de entonces funcionarios a los que años atrás el estudio simplemente no se les había dado, se graduó como en hornode microondas de dicha institución.
Los que sí se habían quemado las pestañas estudiando su licenciatura, maestría y/o doctorado, despectiva y discretamente cuestionaban la legalidad de los papeles universitarios de los flamantes licenciados. Ahora, la desfachatez es mayor.
Igual de popular que la Universidad de San Luis se puede volver la Honorable Academia Mundial de Educación, la que le acaba de entregar el Doctorado Honoris Causa al secretario de Educación, Zenyazen Escobar García. Sí, a ese funcionario estatal que llegó a dicha dependencia sin conocer la o por lo redondo, solo por gozar de la confianza del mandatario en turno.
El cordobés es licenciado en Ciencias de la Comunicación, aunque en su vida ha ejercido dicha profesión. Hoy, de la noche a la mañana, sin trayectoria profesional ni política, ya es acreedor a un doctorado Honoris Causa. Provoca mayor extrañeza que quienes le den el Doctorado no sean mexicanos, sino de Puerto Rico. De Roque Díaz Tizol, presidente de la Honorable, no se encuentra prácticamente información, más que es propietario de una escuela secundaria en aquel país; el argentino Oscar Horacio Peppe, afirma en su biografía tener varios doctorados honoris causa de diversas universidades. ¿Cómo se habrán enterado de las proezas de Zenyazen hasta sus países si nosotros desde aquí no le vemos trabajo?
Lejos de despertar admiración, el “reconocimiento” en “ceremonia nacional” a Zenyazen Escobar ha causado risas, memes y hasta burlas; es un intento desesperado por acercarse al nivel que han tenido sus antecesores, por validar su nombramiento. Nunca, nunca, nunca, ni en el más lejano de sus sueños, podrá siquiera ser comparado su paso al de figuras como Don Juan Maldonado Peredo o Roberto Bravo Garzón.
En fin, que él, con su Doctorado, se siente al nivel de Judith Butler o como Ramón Lapiedra, aunque ni los conozca.
@YamiriRodriguez