Las penurias de los candidatos independientes
De Interés Público
Emilio Cárdenas Escobosa
La figura de los candidatos independientes surgió en México como una de tantas vías que se han ensayado para ciudadanizar la política, hacer efectivos derechos políticos consagrados en las leyes y atender, aunque sea de manera tangencial, la creciente demanda de la gente para que los representantes populares rindan cuentas. Se creyó que al abrir la posibilidad de que un ciudadano busque acceder a cargos de elección sin pasar por las maquinarias de los partidos lo alejaría de las prácticas tradicionales que invariablemente sujetan a un político a los intereses de gobiernos o dirigencias partidistas para acercarlo al ideal de responder sin cortapisas al elector.
Sin embargo, como sabemos son los partidos políticos a través de sus representaciones en las cámaras los que confeccionan y deciden si se modifican o no las leyes electorales, por lo que al incorporar a las candidaturas independientes al marco normativo lo hicieron estableciendo un conjunto de requisitos y trabas que desalienta a cualquiera el intentar esta vía para competir electoralmente.
En Veracruz 36 personas buscan candidaturas independientes para el proceso electoral en curso y de esa cifra, 32 son aspirantes a candidatura para la presidencia municipal y cuatro para la diputación local. De acuerdo con el Organismo Público Local Electoral (OPLE), el municipio con más aspirantes es Xalapa, que reportó siete registros de intención para el caso de la alcaldía y tres para la diputación local.
El simple requisito de recabar las firmas de ciudadanos en los distritos o municipios en que pretendan competir equivalente al 3 por ciento de la lista nominal de electores revela el tamaño del reto de quien aspire a ser candidato independiente. Lo cual se hace aún más complejo si consideramos que fuera de las estructuras partidistas y sin contar con financiamiento público, los valientes que se animen a transitar ese empedrado camino están en franca desventaja. Cómo hacerle para reunir los apoyos requeridos, y peor aun cuando no pueden hacer actos anticipados de campaña y la recolección de firmas deben llevarla a cabo con recursos privados. Tarea hercúlea que en muchos casos solo puede lograrse si detrás del aspirante está una organización partidista o ente gubernamental que lo respalde o capitales lícitos o ilícitos dispuestos a hacer el gasto.
Aunque debe señalarse, por supuesto, que existen aspirantes auténticamente independientes, cuya trayectoria así lo acredita y que batallan con todas esas reglas respaldados por cientos de entusiastas ciudadanos que los ayudan a recabar las firmas requeridas, como es el caso del ex rector de la Universidad Veracruzana Raúl Arias Lovillo, que busca la alcaldía de Xalapa.
Con todo, varios aspirantes a candidaturas independientes solicitaron al Organismo Público Local Electoral de Veracruz la ampliación del plazo de entrega de firmas ciudadanas que necesitan para obtener sus candidaturas por treinta días más atendiendo a que el plazo para ello oficialmente vence el próximo 22 de febrero. Y piden también que el porcentaje de ciudadanos que deben respaldarlos se reduzca del 3 al 1 por ciento de la lista nominal de electores, así como eliminar la parte de la dispersión que les exige contar con el dos por ciento de apoyos ciudadanos en cada sección.
La complejidad de reunir los apoyos ciudadanos es más cuesta arriba en plena emergencia sanitaria por el virus SARS-COV 2, lo que obliga a los aspirantes a pasar las de Caín para promoverse sin violar la ley o utilizar una aplicación diseñada por el INE para tal propósito pero que implica que cada ciudadano la descargue en sus equipos de cómputo o teléfonos celulares, tomar una foto de su credencial para votar, con lo engorroso que ello puede resultarle a algunos.
Intentar ser candidato independiente es pues una tarea sumamente compleja y lo es porque así fue establecida por los legisladores que introdujeron esa figura en la legislación electoral con ganas de desanimar al más entusiasta.
Estamos en consecuencia frente a una más de las simulaciones a las que somos tan afectos en nuestro país. Si lo políticamente correcto es ciudadanizar la política, pues hagámoslo, pero que no se cumpla, o que se cumpla poquito.
Con todo, más allá de las dificultades de concretar una candidatura independiente es importante que se intente esa vía y que se visibilicen y denuncien las trabas y obstáculos para cumplir los requisitos legales.
El ideal en esta historia es que fortalezcamos la opción independiente, y dejemos que los partidos tradicionales sigan en su juego gatopardista, con sus arreglos cupulares, postulando a los mismos de siempre, a estrellas del espectáculo o del deporte y exhibiendo su miopía y sordera ante el sentir ciudadano.