ColumnaYamiri Rodríguez Madrid

La lucha por la rectoría veracruzana

La vuelta a Veracruz en un teclazo

Por Yamiri Rodríguez Madrid 

Ya empezó la lucha intestina por la rectoría de la Universidad Veracruzana (UV). El próximo 31 de agosto concluye el segundo periodo de gestión de la antropóloga Sara Ladrón de Guevara y, por ende, comienzan ya a emerger varios nombres. 

Hasta este momento son dos los perfiles que más han sonado: el del académico Jorge Manzo Denes y el de Salvador F. Tapia Spinoso, secretario de Administración y Finanzas de la máxima casa de estudios en la entidad: la apuesta de la Rectora. 

Del primero, aunque mediáticamente se ha movido y tiene un currículo que impresiona, la mayoría de los nueve integrantes de la Junta de Gobierno, la encargada del proceso de designación rectoral de la UV, no lo quieren, por una acusación que pesa en su contra por supuesto plagio desde 2017, cuando intentaba competirle en el cargo a Ladrón de Guevara. 

Del segundo, muchos ven los dados cargados y se preguntan si seguir por el mismo rumbo que ha llevado durante 8 años la universidad, es la mejor idea. 

Lo cierto es que a quién elija la Junta, sea cualquiera de ellos dos o alguien más que se sume en los próximos meses, debe evaluar los retos que presenta la institución y que la pandemia del Covid19 ha hecho más que evidentes. 

Uno de estos es la necesidad de que muchos de sus académicos, sí, esos que presumen sus maestrías y doctorados, se modernicen y aprendan el uso de las nuevas tecnologías para mejorar la calidad de las clases que les dan a los jóvenes. Es irónica difundir por parte de Sara Ladrón de Guevara que es la quinta universidad pública más reconocida del país, pero muchos de sus catedráticos sean incapaces de utilizar el Zoom, Webex o alguna otra plataforma para dar así sus clases ante el confinamiento que está por cumplir un año. 

El segundo desafío es la eficiencia de muchos de sus trabajadores, de ahí que en este año los sindicatos no pudieran hacer mayor reclamo, pues también ha sido evidente que muchos de sus agremiados se quedaron rezagados y cobran nada más por ir a calentar la silla, aunque en este caso, muchos cobraron sin hacer nada, por no saber hacer el llamado home office. 

La última palabra será de la Junta. 

@YamiriRodriguez 

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