Redacción / AlMomentoMX. México. 25 de enero del 2021- Mientras la segunda ola de la pandemia del Covid-19 ha resultado ser más intensa de lo esperado, las medidas tomadas por los distintos gobiernos para preservar los sistemas de salud afectan a la recuperación a corto plazo. Se suma el descubrimiento de una nueva cepa del virus que parece propagarse con mucha más facilidad, aunque no por ello sea más peligrosa, dificultando aún más la tarea de los gobiernos a la hora de gestionar sus sistemas sanitarios.
Los expertos estiman que entre el 60% y el 80% de la población debe ser vacunada para lograr la inmunidad colectiva y los primeros países en alcanzar este objetivo deberían hacerlo para el verano de 2021, la perspectiva de alcanzar la inmunidad de rebaño ya a mediados de 2021 en los países con mayor capacidad para vacunar está incitando a los inversionistas a mirar más allá del Covid-19.
Es cierto que el producto interno bruto (PIB) se contraerá de nuevo a corto plazo, pero las repercusiones en la economía son moderadas, dado que los sectores afectados por las restricciones a la movilidad y las medidas de distanciamiento físico ya presentan niveles de actividad extremadamente bajos.
Por otra parte, los gobiernos perciben esta tendencia como una oportunidad para ampliar sus medidas de estímulo y los bancos centrales –que en esta situación deberían esperar a que la inflación se manifieste antes de cambiar de rumbo– tienen aún menos motivos para cuestionar estas políticas acomodaticias. Por consiguiente, el entorno macroeconómico sigue siendo favorable para los activos de riesgo, al menos hasta que la recuperación económica plena quede garantizada.
Será en el momento en que la recuperación económica se haya completado, cuando la relación riesgo/beneficio resultará menos atractiva para los activos de riesgo. En primer lugar, el optimismo de los inversionistas habrá alcanzado su punto más alto, y su posicionamiento se alineará con el sentimiento de confianza hacia un brillante futuro económico y financiero. Rara vez esta situación constituye un buen punto de partida. En segundo lugar, la respuesta de las autoridades no tiene precedentes en cuanto a velocidad y alcance. Esta afirmación es especialmente cierta en lo que respecta al apartado monetario de las soluciones políticas macroeconómicas.
En conjunto, el año 2021 debería estar marcado por una normalización de la actividad económica mundial en un contexto de bancos centrales acomodaticios que interpretarán el aumento de la inflación como un fenómeno cíclico más que estructural. Por consiguiente, seguimos enfocados hacia los activos que se benefician de nuestros temas de inversión a largo plazo, destacando en particular el ascenso de China a clase de activo fundamental y los cambios disruptivos en el sector de las ciencias de la vida.